Sabe qué hacer con la astucia calculadora,
con la crueldad de corazones fríos,
con la hermosura vistosa pero hueca.
 
Estima la alegría de un corazón mozo,
el paso sencillo, la voz sin falsete,
los ojos limpios, atento el oído,
a su voz y palabra llena de cariño.
 
No nos convertiremos en dominadores,
seremos de todos los hombres servidores;
como pollino joven: las orejas estiradas
como antenas, austero en la comida,
duro en el trabajo, y trote decidido.