Y como un terrible pecador, a quien de forma hábil su misericordia oculta, o modesto es, quién de sí mismo no habla nunca
Escrito quedó:
Si nuestros pecados fueran como la grana,
como blanca es la leche,
blanqueados quedar podrían.
Aunque injusto sea,
aunque degradante parecer fuera,
depende nuestra vida
en, no poca y gran medida,
lo que de nosotros piensen,
aquellos que nos rodean,
aquellos que decir nos quieren,
o los que envidiarnos pueden.
Si el pasado se desconoce;
a una prostituta
como virtuosa tratar se puede.
Y como un terrible pecador,
a quien de forma hábil
su misericordia oculta,
o modesto es,
quién de sí mismo no habla nunca.
Los que inmaculados y virtuosos se consideren,
de la justicia burla constituirá, tal posibilidad.
Y para los que estigmatizados
por nuestras faltas, nos reconozcamos,
anuncio es de esperanza,
aquella que nos indica,
que siempre un futuro existirá,
y que abierto nos estará.