Algunos alumnos podrán prestarse a la selectividad con un suspenso en bachillerato, otros podrán hacer el bachillerato en tres años y se modulará, a la baja, el número de suspensos para poder pasar de curso. La nueva ministra de Educación, Pilar Alegría muestra ser menos pedante pero tan negada como la autora de la Lomloe, Isabel Celaá.

El Gobierno sociopodemita, siempre en su línea: favorecer la vagancia en nombre de la igualdad, tanto en el mundo laboral como en el escolar.

Lo más curioso es la salida de un directivo de CC.OO. de la enseñanza que nos aclara, para que nadie se asuste, que pasar de curso dependerá del equipo de profesores “como no puede ser de otra manera”. Cuando oigan ustedes ese latigillo estúpido deben echarse a temblar. Sí, podría ser de otra forma: que el que se esfuerce y apruebe pasa y el que suspenda que repita… como no debería ser de otra forma. Esto esto no es igualdad: esto es mucha cara. Y sobretodo, es una injusticia con el alumno que se esfuerza.