El ministro masoncete del Gobierno Sánchez, es decir, don Ángel Víctor Torres, es un personaje singular. 

Acaba de descubrir una nueva técnica para contrarrestar las investigaciones de la Unidad Central Operativo (UCO) de la Guardia Civil. Ya no se trata de ascender a su mandos, es decir, de descabezar la UCO, ni de presionarles para que adquieran una visión más... democrática. Todo lo contrario, don Ángel ha inaugurado una nueva táctica: ahora se trata de interpretar los informes de la UCO, naturalmente a favor del Gobierno. La UCO ya no es fascista, es formidable, sólo que el significado de sus informes es lo contrario de lo que dicen sus informes.... minucias. 

Por eso, aunque la UCO ha metido de hoz y coz al bueno de Angelito en el negocio de las 'mascarillas Koldo', de gran éxito justo cuando los españoles se ahogaban en el Covid, ahora resulta que no: que la UCO no ha encontrado nada delictivo en don Ángel, que la UCO es formidable. La verdad es que la UCO investiga delitos, pero no los cataloga como tales: eso es cosa del juez. 

Es más, en una muestra de refinado cinismo, Torres no ha dudado en referirse al informe de la UCO, con un aplauso a la acciòn de la Guardia Civil.

Al tiempo, un extraño caso de Alzheimer colectivo ataca a los altos cargos socialistas. Mismamente, a Pilar Sánchez Acera, del Gabinete de Presidencia de Moncloa, mano derecha del actual ministro Óscar López. Que dice la buena de Pilar que la información sobre la investigación al novio de Ayuso se la dio un periodista -no el fiscal general del Estado, que es muy buen chico- pero que naturalmente no se acuerda de qué periodista fue.

Ya ven una filtración de muchísima enjundia que, encima, camina en dirección opuesta a la habitual: los periodistas filtran a los altos cargos, en lugar de ser al revés. Y encima la buena de Pilar no se acuerda de qué periodista, de qué medio, le hizo llegar tan jugosa información sobre el novio de Ayuso. ¡Qué cosas!

El Alzheimer nos asola. 

Y luego está lo de la figura de Pedro Sánchez Pérez-Castejón: todo lo que le rodea está podrido, pero él es míster limpio: ¡Qué tío!