Atentos al estudio de la Universidad Oberta de Catalunya: un 56% de los adolescentes cree que la humanidad está condenada. Esto se conoce como Ecoansiedad. Aunque la información es de hace algunas semanas, las conclusiones -me temo- son y serán válidas por mucho tiempo.

Según El Mundo, son muchos los que sufren una sensación de angustia, miedo y palpitaciones como síntomas de esa ecoansiedad que les invade cuando hablan sobre el futuro o, simplemente, cuando piensan en él. Estas emociones negativas se desencadenan debido a la preocupación que siente por las condiciones medioambientales. "También se conoce como ecoangustia, ecomiedo, ecoculpabilidad o, incluso, 'duelo' medioambiental", explica Gemma San Cornelio, profesora de los Estudios de Ciencias de la Información y de la Comunicación de la UOC e investigadora del grupo Mediaccions (Comunicación y Cultura digital).

Además, 4 de cada 10 ciudadanos del Planeta afirma que la preocupación por el clima afecta de forma negativa a su vida cotidiana y tres cuartas partes estima que "el futuro es aterrador". En conclusión: que diría la 'alegre Margarita': vamos a morir todos

Resulta que  esta cascada de sentimientos negativos -como la define El Mundo- no afecta solo a los más 'verdes'. Se trata de un fenómeno global e transgeneracional, aunque está 'tocando' con más intensidad a los jóvenes. Según publica The Lancet en una encuesta -en la que participaron 10.000 personas de 10 países diferentes y edades entre los seis y los 25 años-, un 45 % de la población afirma que la preocupación por el clima afecta de forma negativa a su vida cotidiana; tres cuartas partes cree que "el futuro es aterrador", y un 56 % asegura que "la humanidad está condenada". "Los jóvenes son más sensibles al tema: han sido educados en la conciencia ecológica porque el futuro les va a tocar a ellos. Además, se consideran víctimas de los actos de irresponsabilidad de las generaciones precedentes", afirma San Cornelio.

4 de cada 10 ciudadanos del Planeta afirma que la preocupación por el clima afecta de forma negativa a su vida cotidiana y tres cuartas partes estima que "el futuro es aterrador". En conclusión: que diría la 'alegre Margarita': vamos a morir todos

No será porque Greta no nos esté avisando desde hace mucho tiempo. Tanto nos advierte la activista climática que las redes ya le han reservado algún que otro meme honorífico, como ese que nos enseña que en 2065, Greta Thunberg nos advierte que sólo nos queda un mes de vida

Más datos 'ecoaterradores': Un 65% de los encuestados afirma que "los gobiernos no hacen lo suficiente para evitar una catástrofe climática", mientras que el 61 % comparte la idea de que "no me protegen a mí, al planeta y/o a las generaciones futuras". Bueno, serán todos menos Antonio Guterres, secretario general de la ONU, y Tedros Adhanom. Porque Guterres ya nos ha advertido de que nos queda poco tiempo para reaccionar. Y qué decir de Tedros, otro ciudadano comprometido con la salvación de todos nosotros, aunque, eso sí, en su caso, desde la perspectiva sanitaria. Así, desde la OMS que que dirige, y que no es mala, sólo chiflada, nos anima a adelgazar porque los gordos no heredarán el Reino de los Cielos; es más, morirán de Covid. Se empieza bebiendo agua -malditos bebedores de agua- en lugar de vino y nunca sabremos dónde podemos acabar. Un mundo de zombies de cara agrietada que parecen estar gritando: ¡Viva las cadenas!

Pero, tranquilos, no todo está perdido. Aquí una nota positiva y unos consejos para huir de esa Ecoansiedad y sucedáneos, que podemos encontrar en la web de Iberdrola. 

Los efectos de la ecoansiedad pueden minimizarse como cualquier otro trastorno relacionado con la ansiedad, es decir, buscando la parte positiva ante cualquier circunstancia, trabajando la regulación emocional ante los propios impulsos, desarrollando la resiliencia para afrontar las adversidades, etc. Otro factor clave, al menos para reducir el sentimiento de culpa, es poner nuestro granito de arena a la hora de cuidar el planeta, fomentando un estilo de vida sostenible tanto en nosotros como en los demás. A continuación, algunos consejos.

  Conocer al enemigo es fundamental y ahí entra en escena la educación contra el cambio climático. Conciénciate a ti mismo y a los demás sobre la problemática.

  Apuesta por un consumo responsable y por el reciclaje para salvaguardar lo máximo posible el medio ambiente. Reduce, también, el consumo de plásticos.

  Realiza actividades sostenibles, como montar un huerto urbano o practicar plogging —salir a correr y recoger plásticos del suelo—.

  Apuesta por la movilidad sostenible y por la alimentación sostenible. Tu salud y la del planeta lo agradecerán.

  Evita las pequeñas acciones que contaminan, como dejar el grifo abierto o tirar un chicle al suelo, porque hasta el más mínimo detalle importa.

Una noticia positiva al respecto de la lucha contra la ecoansiedad es que los problemas del clima están provocando un cambio de conciencia acerca de la necesidad de cuidar el planeta en buena parte de la población. Según un estudio realizado por la empresa de tendencias globales WGSN, el 90 % de los encuestados a nivel mundial dijo que pensar en la crisis climática le hacía sentir incomodidad respecto su futuro, algo que, sobre todo en el caso de los más jóvenes, se transforma en un activismo ecológico como el que representa la icónica Greta Thunberg y que hace pensar en un futuro más próspero para el planeta. Ya saben, al final resulta que todavía hay esperanza para nosotros.