La hortera de Mariah Carey ha lanzado su nueva canción de Navidad, con escenografía porno y, naturalmente sin ninguna relación con la encarnación del Hijo de Dios o cumpleaños de Cristo, si lo prefieren que tal es lo que celebramos en Navidad. 

Pero doña María ha dado un paso más y ha perpetrado una puesta en escena pornográfica, con papanoelas de exhibida anatomía, que parecían salidas del Molino Rojo o de cualquier otro lupanar. 

Es decir, que esto ya no es paganismo es blasfemia contra el Espíritu Santo. Que sí, hombre, que sí, que de inocente esto no tiene nada. Y el carácter obsceno de Carey y sus golfas acompañantes casi es lo de menos. Lo de más es el salto adelante que supone: ya no se trata de negar o ridiculizar -viene a ser lo mismo- la Encarnación de Cristo, ya no se trata de negar a Dios sino de adorar a la bestia. En este caso sexualizando la inocencia navideña. 

El final del principio viene marcado por la Adoración a la Bestia. Y así, con numeritos Carey es como la Navidad deja de ser adoración al Redentor para convertirse en adoración del culo de la señora Carey. Una nueva Navidad. En efecto, es la Navidad del maligno. Adoremos el culo de la Carey, que representa al 'mono de Dios'.

Pero como es tan mona y se viste con un gorrito de papanoela y poco más...