En principio tiene razón, una vez más Javier Garisoain, que en su último artículo apuesta por la neutralidad de España ante la guerra de Ucrania. Sobre todo por su brillante aserto: España debe librar las batallas de la cristiandad y de la Hispanidad. Nada que objetar pero sí algo que añadir.

No, esta vez discrepo de mi amigo Javier por la sencilla razón de que lo de Ucrania también es una batalla de la cristiandad y de la Hispanidad. La Hispanidad no es otra cosa que la creación de una civilización en la que el hombre goza de la libertad de los hijos de Dios y donde está en juego la libertad, sobre todo la del débil frente al fuerte, la de la persona, está en juego la Cristiandad. 

Recuérdese que la colonización británica consistió en desplazar a los indígenas mientras la española no fue colonización porque consistió en convertirlos a la fe en Cristo.

Sí creo que España, y toda la Europa cristiana, construida alrededor del Camino de Santiago, debe entrar en batalla -no digo ayudar desde lejos, digo entrar en batalla-, y a favor del agredido, que es Ucrania. Y no lo ha hecho por cobardía, cobardía de Pedro Sánchez -lo del envío de armas de forma directa de ayer miércoles me parece escaso y tardío- y cobardía de la Unión Europea y de la Comisión europea de doña Ursula von der Leyen, que se solidariza desde lejos. Lo que recuerda aquello de que en los huevos con chorizo la gallina se solidariza pero el cerdo se compromete. Úrsula se ha quedado en gallina.

Cosa distinta, e igualmente certera, es la trampa que desvela Garisoain: España no debe librar las batallas que el mundo anglosajón libra, y encima, ahora, de la manera, asimismo pusilánime y cobardona, de Joe Biden.

Es más, el gran error de Occidente es haber colocado a Vladimir Putin en la picota. Es entonces cuando su alma eslava se ha revelado contra su alma cristiana y cuando su panteísmo de la Madre Rusia se ha impuesto a su sentido trascendente de la vida... y se ha comportado como un salvaje. 

Putin era rescatable para Occidente y Occidente no ha querido rescatarle porque el mundo libre se ha vuelto neciamente progresista y ya no cree en nada.

Ojo, el responsable de la masacre de ucranianos es Putin, ciertamente... pero no es menos cierto que el origen de que Vladimir Putin nos haya puesto al borde de una guerra nuclear -cuidado, Putin no puede perder la guerra de Ucrania o lo perderá todo- y de que el majadero de Gabriel Rufián le califique ahora de fascista, está en un Occidente que ya no cree en nada frente a un hombre condenadamente inteligente como Putin, que sabe que el hombre que no tiene principios es capaz de cualquier cosa. Putin sí cree en algo.

Concluyendo, no, no creo que España deba ser neutral en esta guerra. Toda la Europa, Europa cristiana, está concernida... por ser cristiana. Otra cosa es que no nos creamos la propaganda de los eurócratas y del Nuevo Orden Mundial (NOM) que acaba de encontrar su enemigo en un tal Vladimir, al que ha convertido en la esencia del mal mientras el propio Occidente, sin reparar en sus vergüenzas, se autoconsidera la esencia del bien.