El virus comenzó en China pero, al parecer, se les escapó de las manos y los chinos optaron por la mayor rareza de toda su historia: rebelarse contra el poder. Y es que el agotamiento es una de las pocas fuerzas superiores al miedo. Además, el hastío del confinamiento y demás medidas contra el covid -que no han detenido al covid- ha provocado una explosión de ira de tal calibre que ni tan siquiera el omnímodo poder del cruel Xi Jinping ha logrado detener.

Quien piense que la transformación en capitalistas de los comunistas chinos iba a acrecentar su amor por la libertad es que desconoce esta obviedad, siempre olvidada: capitalismo y comunismo son una misma cosa y se pueden salvaguardar ambas condiciones a la vez. En uno, el dueño son las grandes multinacionales, en el otro es el Estado, pero tanto el uno como el otro representan a lo grande y ambos perjudican a lo pequeño: al individuo, a la familia y a la pequeña propiedad privada. 

Otra cosa sería distinguir entre capitalismo y liberalismo que, en efecto, no son lo mismo.  

Pero la cosa se les ha ido de las manos. Acostumbrado a ser obedecido sin rechistar, Xi Jinping no ha caído en la cuenta de que para vivir así prefiero jugarme la vida en una protesta". La gestión de la desesperación siempre resulta complicada, hasta para la mayor tiranía del mundo, como es el Gobierno de Pekín.

Así que la pregunta es: ¿puede caer el régimen comunista chino, la mayor potencia del mundo, por mor del covid, o mejor, por la política liberticida decretada por el Gobierno para luchar contra el covid? Pues ojalá, pero, en el mejor de los casos, nos encontraríamos al inicio de un proceso.

Y la verdad es que lo disimulan mucho. Por ejemplo, a pesar de su debilidad, Xi Jinping sigue burlándose del Vaticano y 'profundizando' en la mayor impostura a la que se enfrenta ahora la cristiandad: el presunto acuerdo entre China y El Vaticano.

Eso sí, en el entretanto, China continúa chantajeando a Occidente y poniendo en solfa toda su economía. Si cayera la principal tiranía del mundo, la revolución de los folios en blanco y hasta el propio covid tendrían sentido. Si no...