- El problema no está en Arabia, ni en Teherán, está en la India, porque nada hay más frío y cruel que el panteísmo.
- De las cuatro entregas de Harrison Ford, la más peligrosa, no lo duden, fue la de "Indiana Jones y el templo maldito".
No tengo ocasión de comprobarlo pero elevo mis preces para que
lo que se cuenta en este relato, y me temo que guarda bastante coherencia interna, no sea cierto.
El culto a la Gaia, a la diosa tierra, al planeta (ahora les suena más, ¿verdad?) es una muestra inconfundible de panteísmo, es decir, de la doctrina más peligrosa y corrosiva a la que se ha enfrentado el cristianismo, ayer, hoy… y me temo que mañana.
Así lo creía
Chesterton para quien sólo existían dos credos: cristianismo y panteísmo. Y también es por lo que yo creo que el peligro de Occidente no radica en el mundo musulmán sino en el
panteísmo hindú. El peligro no está en Arabia, Irán, Irak o Nigeria, sino en la India, donde, no por casualidad, se perpetra ahora mismo,
bajo el mandato del nacionalismo religioso hindú que hoy detenta el poder con el siniestro Narendra Modi a la cabeza (
en la imagen).
A fin de cuentas, el Islam no es sino una pobre
caricatura externa del cristianismo, fácilmente convertible en fanatismo. El panteísmo es mucho más retorcido y a la postre mucho más cruel. Para entendernos, de las cuatro historias de la saga
Indiana Jones, el peligro más real al que se enfrentó nuestro avezado aventurero fue el segundo. Ya saben,
Indiana Jones y el templo maldito. El problema no está en Arabia, ni en Teherán, está en la India, porque
nada hay más frío y cruel que el panteísmo.
Volvamos al asunto que nos ocupa: la diosa tierra, el planeta al que tanto mencionan políticos y ecologistas, el "todo es dios" de los hispanos, el hombre al servicio de lo creación, y no al revés… ¿Adorar a la creación en una misa donde el Creador se hace creado y se anonada en manos de un hombre para quien todo lo creó, hasta pronunciar la sentencia de "henchid y la tierra y sometedla"? Aquí alguien se ha vuelto loco.
Loar a la diosa Gaia en una Eucaristía es un sacrilegio puro y duro. Chicos: hay mucho por lo que rezar.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com