Macron, Sánchez y Rivera
Hispanidad lleva un tiempo advirtiendo sobre el paripé que se traen PSOE y Ciudadanos: ahora viene a confirmarlo Emmanuel ‘Lolito’ Macron, presidente de Francia que, en un acto de intromisión sin precedentes en la soberanía española desde los tiempos de Napoleón Bonaparte, le ha recordado a Albert Rivera que no puede pactar con Vox. Con amenaza incluida: “No es una opción”.
¿Por qué? Porque así lo ha decidido el Nuevo Orden Mundial (NOM), la masonería internacional, Bilderberg, el consenso políticamente concreto que impera en el mundo… como ustedes quieran llamarlo. Todo ello concretado en Emmanuel Macron, ese banquero de inversión metido a socialista que, encima, se permite dar lecciones cuando es un fracasado en su tierra de origen, Francia, donde ha generado el movimiento de los chalecos amarillos. También ha creado el caos en la reforma de la Unión Europea, además de conseguir la medalla de oro como productor de la mayor cantidad de majaderías que se recuerda desde hace mucho tiempo en la escena internacional.
Macron ordena a Albert Rivera romper todo tipo de contacto con Vox. No porque Vox se ultraderechista, sino porque es católico
Íntimo de Pedro Sánchez, porque, como él, Macron sólo es cristófobo, por un lado y social-liberal por otro. Sí, ya sé que liberalismo y socialismo son dos términos antitéticos, pero eso era antes de que existiera Macron o Sánchez. Ambos han descubierto -formidable innovación- que mientras seas un progresista sin fisuras, o sea, un cristófobo, puedes ser socialista y liberal, todo a un tiempo.
En cualquier caso, ¿quién puñetas es Macron para decidir qué partido español debe pactar con qué otro partido español?
Y al final, Rivera cederá ante Macron y ante Sánchez, es decir, ante Bilderberg
Y en lugar de salir, raudo, contra la intolerable intromisión francesa en España, el Gobierno español de Pedro Sánchez, por boca de su portavoz, Isabel Celaá ratificó al metomentodo Macron y aseguró que su salida de pata de banco es la prueba de que en Europa no se aceptan tratos con la ultraderecha.
Ni que decir tiene, y aquí enlazamos con la cristofobia, que no se persigue a Vox por ser de extrema derecha –nada tiene que ver que Santiago Abascal con Le Pen-, sino porque Vox defiende los principios cristianos en la escena política. Al menos en su programa. Y eso sí que no lo puede permitir Emmanuel Macron. Un socialista-liberal (así definen en RTVE a Macron, y también a Sánchez), es decir, por socialista, enemigo jurado de la propiedad privada y de la familia, además de anticlerical; por liberal, abortista, promotor de la ideología de género y cristofobo.
En cualquier caso, se equipara ultraderecha con católico. Eso es grave.