- Y cuando le sustituyan alguno de sus críticos se mesará los cabellos.
- La clerecía conservadora puede encontrarse con más de lo que se espera.
- Eso sí Santidad, ¿sería mucho pedirle que empleara un lenguaje más claro?
- Porque la confusión crece entre la grey.
Para mí que el
Papado de Francisco será breve. No por su culpa sino por los tiempos que le ha tocado vivir.
Recibo muchos correos de clérigos y aspirantes a teólogos que apostrofan del
Papa Francisco (
en la imagen). Son los que los periodistas llamamos conservadores. Los conservadores simplemente esperan que Francisco se vaya. Mucho me temo que a lo mejor acaban por tener razón y
será entonces cuando se mesarán los cabellos por lo que han hecho y echarán de menos a Francisco.
También recibo muchas entradas, las más numerosas, de los pelotas habituales del poder clerical, que también existe, aquellos que, mayormente,
viven de la Iglesia. Para éstos arrebatacapas estamos ante el
Papa definitivo, varios siglos esperando.
Luego están los progres menudos, convencidos de que
la Iglesia y el cristianismo no resultan malos instrumentos para lograr cosas tales como una
mejor distribución de la riqueza, la batalla contra la ignorancia, el cambio climático o la reforma taurina.
Finalmente, están los
progres más profundos, de colmillo retorcido, que pretenden secuestrar el lenguaje del
Papa Francisco y manipular su figura y su magisterio con un instrumento simple:
entronizar a la Bestia.
Tengo para mí, insisto, que este Papado será breve pero es peligroso asegurar o dar pábulo a la sospecha de que éste
pudiera no ser el Papa legítimo, independientemente de que para unos resulte más simpático que para otros. Yo, por ejemplo, soy un fan de
San Juan Pablo II así que poco sospechoso de hablar, preso de entusiasmo por el Papa argentino. Pero esto no tiene nada que ver.
Mi opinión importa una higa.
El problema es que tenemos un Papa argentino y de tintes porteños. En definitiva, el peligro cierto es que el papado de Francisco se convierta en el papado de la confusión entre la grey, es decir,
entre los católicos sin prejuicios (ninguno de los grupos anteriormente citados), aquellos que no son culpables de nada. Eso sí que resultaría peligroso.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com