Sr. Director:

En el presente año 2025 se cumple el 350º aniversario de la más conocida de las apariciones del Sagrado Corazón de Jesús a Santa Margarita María de Alacoque.

Por este motivo el Papa Francisco nos brindó la última de sus encíclicas Dilexit nos sobre el amor humano y divino del Corazón de Jesucristo, el 24 de octubre de 2024, unos seis meses antes de su fallecimiento. En dicha encíclica, el Papa decía:

"En realidad hay un triple amor que se contiene y nos deslumbra en la imagen del Corazón del Señor: ante todo, el amor divino infinito que encontramos en Cristo. Pero además pensamos en la dimensión espiritual de la humanidad del Señor. Desde ese punto de vista, el corazón es símbolo de la ardentísima caridad que, infundida en su alma, constituye la preciosa dote de su voluntad humana. Finalmente es símbolo de su amor sensible".

El Papa Francisco no hacía sino recoger todas las enseñanzas de los Papas anteriores y del Magisterio de la Iglesia acerca del inmenso amor de Jesucristo por todos nosotros, por toda la humanidad.

Ahí están las profundas y bellas enseñanzas de los Papas Pío IX, Pío X, Pío XI, Pío XII, León XIII, Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco acerca del amor de Cristo a nosotros, amor que se manifiesta en su Corazón y del amor que nosotros le debemos a Él por el hecho de ser nuestro Redentor, nuestro único Salvador.

Remontémonos al año 1647.

El 22 de julio de ese año, en la pequeña aldea de Hautecour (Francia) nació una niña a quien sus padres pusieron por nombre Margarita María. Era la quinta de siete hermanos.

El padre falleció en diciembre de 1655 y entonces fue internada en el pensionado de las monjas clarisas. Tras vencer todas las resistencias que se le presentaron, finalmente ingresó en el Monasterio de la Visitación de Paray-le-Monial el 20 de junio de 1671.

El 27 de diciembre de 1673, estando en adoración ante el Santísimo Sacramento, Sor Margarita María tuvo la primera de sus visiones de Jesucristo, que se repetirían durante dos años más todos los primeros viernes de mes.

En 1675, durante la Octava del Corpus Christi, Jesús se le presentó con su Corazón abierto y le dijo: "He aquí el Corazón que ha amado tanto a los hombres, que no se ha ahorrado nada, hasta extinguirse y consumarse para demostrarles su amor, y en reconocimiento no ha recibido de la mayoría sino ingratitud (...) Te he elegido a ti como un abismo de indignidad y de ignorancia a fin de que todo sea obra mía".

Jesús le mostró su Corazón rodeado de llamas, coronado de espinas, con una herida abierta y del interior emergía una cruz.

Tras esta aparición, Margarita María destacó entre sus hermanas visitandinas por su amor, fervor y devoción al Santísimo Sacramento y por su obediencia en todo lo requerido de su persona, cumpliendo fielmente y en silencio sus obligaciones como religiosa.

El demonio no deja de perseguir a las almas buenas para hacerlas tropezar, y nuestra monja tuvo que sufrir mucho a causa de las trampas que el enemigo le colocaba.

Otra dificultad con la que se encontró Margarita María fueron las acusaciones hacia ella acerca de su "extrema devoción mística". Sus Superioras le manifestaban que esas formas de espiritualidad no iban con el espíritu de la Orden de la Visitación. ¿No sería todo aquello ilusión y engaño?

Gracias a Dios, nuestra religiosa fue puesta bajo la dirección espiritual del jesuita San Claudio de la Colombière (1641 - 1682).

En el último período de su vida, elegida maestra de novicias, tuvo el consuelo y la alegría de ver difundida la devoción al Sagrado Corazón de Jesús, y los mismos opositores de un tiempo atrás se convirtieron en fervorosos apóstoles.

Margarita María profesó el 6 de noviembre de 1672.

El Señor, por su parte, cumplió plenamente su promesa, pues Él se encargó de purificar y transformar el alma de nuestra monja y de hacerla santa.

Margarita María recibió del Señor tres armas para luchar contra la propia voluntad y para obedecer en todo a sus Superioras: un alma delicada y un profundo odio y dolor ante la más pequeña falta, la santa obediencia, y la cruz, ya que el Señor desea que Margarita María sea víctima inmolada por amor.

En la aparición de Jesús a nuestra monja durante la Octava del Corpus de 1675, al mostrarle su Corazón, el Señor le dijo también a Margarita María: "Lo que más me duele es que se porten irreverentemente, con frialdades y menosprecios hacia mi Corazón, aquellas almas que se me han consagrado. Por eso te pido que el primer viernes después de la Octava de Corpus se celebre una fiesta especial para honrar a mi Corazón, y que se comulgue dicho día para pedirme perdón y reparar los ultrajes que recibo durante el tiempo en que el Sacramento de mi Cuerpo y Sangre está expuesto sobre el altar. También te prometo que mi Corazón se dilatará para esparcir en abundancia los influjos de mi divino amor sobre quienes le hagan ese honor y procuren que se le tribute"

Pasaron más de diez años antes de que se llegase a instituir la devoción al Sagrado Corazón de Jesús en el Monasterio de la Visitación. Fueron diez años muy duros para Margarita María. En contra de su voluntad, nuestra monja fue asignada como maestra de novicias y asistente de la Superiora.

En la tarde del 17 de octubre de 1690, encomendó su alma al Señor, el cual se la llevó al Cielo. Tenía 43 años de edad y 18 desde su profesión como religiosa visitandina.

En el año 1693, el Papa Inocencio XIII dió inicio a un movimiento que abriría oficialmente las puertas a la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. Este Papa firmó una bula mediante la cual concedía indulgencias a todos los monasterios visitandinos, precisamente en la institución de la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús en la mayoría de los monasterios.

En 1765, el Papa Clemente XIII introdujo la fiesta en Roma.

Y en 1856 el Papa Pío IX extendió la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús a toda la Iglesia.

Santa Margarita María fue elevada a los altares por el Papa Benedicto XV en el año 1920.

Para conmemorar debidamente el 350º aniversario de las apariciones que hemos mencionado, en muchas parroquias, comunidades y grupos cristianos y diócesis de la Iglesia Católica se han venido celebrando distintos actos en honor al Sagrado Corazón de Jesucristo y también como recuerdo y veneración de aquella que recibió del Señor las apariciones y revelaciones que tanto bien han hecho y hacen a la Iglesia y a las almas.

Este año, la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús se celebró el viernes 27 de junio. Y está previsto que, durante los meses que faltan hasta que termine el año 2025, se sigan celebrando diversos actos religiosos para honrar debidamente al Corazón del Verbo de Dios encarnado.

La divina providencia nos concede poder celebrar este 350º aniversario y de este modo recibir las gracias asociadas a él. 

Todos los días del año lo podemos hacer, pero especialmente los primeros viernes de mes con las siguientes condiciones: confesarnos sacramentalmente, participar en la Misa y recibir la Sagrada Comunión, rezar por las intenciones del Papa, llevar a cabo alguna obra de caridad y misericordia para con las personas más necesitadas, rezar devotamente el Santo Rosario ante el sagrario o ante una imagen del Corazón de Jesús.

Y todo ello con la cristianísima intención de honrar al Sagrado Corazón y pedirle que nos conceda amarle de verdad, confiar en Él y poner únicamente en Él toda nuestra esperanza.

Del amor al Señor nace el amor a todas las personas, particularmente a los enfermos, los pobres, los migrantes, desplazados y refugiados, a las personas dependientes, a las más necesitadas espiritual y corporalmente.

Llevemos a todos el amor de Dios que se nos ha manifestado en el Corazón de Jesucristo, pues como dijo el Santo Padre León XIV, la mayor pobreza es desconocer el amor que Dios nos tiene a todos y cada uno.

¿Por qué no consagrarnos al Corazón de Jesús por medio del Inmaculado Corazón de la Virgen María?