Sr. Director:

En realidad no necesita más, pues él sabe perfectamente que en España no le queremos, pero le cuesta admitirlo y creérselo o, mejor dicho, no quiere creérselo, pues el palacio, el Falcon, los aduladores, los viajes por cuenta de todos nosotros, etc., tienen muchos atractivos para renunciar a ellos.

Ya no sale a la calle, salvo que en esa calle solamente haya simpatizantes suyos, pues en otro caso, recibirá pitadas, abucheos, censuras a su proceder, a los amigos que le mantienen en el poder, a los compañeros de gobierno que no le iban a dejar dormir, etc.

Pero es que a su comportamiento de abrazarse a lo peor de la política, se suma la pésima gestión de gobierno, la ideología con la que impregna todos sus actos, el destrozo moral de las costumbres y de la educación, el desprecio a la vida, a la familia, a los valores y lo poco que le importamos los ciudadanos, salvo a la hora de pedirnos el voto.

Consecuencia de todo ello, tres elecciones en caída libre y cada vez “más caída”: Madrid, que le resultó un rotundo fracaso para lo que pensaba, después de implicarse bastante en ellas. Castilla y León, en la que se implicó menos, fue más suave el revés. Andalucía, donde no sabía si mojarse o no, el descalabro ha sido de campeonato.

Señor Sánchez, ni tus mentiras, ni tu pasión por destrozar los valores de los jóvenes, ni tus compañeros de viaje, ni tu desprecio a la vida, ni tu incapacidad para gestionar, ni tantas otras cosas, nos gustan a los españoles. Creo que debes pensar en renunciar ya al Falcon.