Sr. Director:
Pablo Casado Blanco, amigo infiel y político en paradero desconocido Impulsado por tus despropósitos que figuran a continuación te envío estas líneas con la vana esperanza de que las leas dado tu habitual rechazo a atender misivas, cuando menos consejos de quienes no consideras de tu nivel social, invitándote a que reflexiones y rectifiques tu ejecutoria. No es normal el odio que destilaste contra Santiago Abascal en tu catilinaria del debate de la moción de censura de VOX al gobierno el jueves 22.10.2020, ni la adrenalina que continuamente expulsas desde entonces en cuantas ocasiones aprovechas contra quien crees enemigo. Tus reiteradas invectivas contra una fuerza política, hasta ahora afín aunque te pese, no resultan de recibo cuando ahorras las mismas invectivas a otras formaciones políticas, mucho más acreedoras de reproches, en una demostración pública de ceguera política, incivilidad y falta de cordura, muestras inequívocas de que cuando ha llovido inteligencia te has cubierto con el paraguas. Salvo que el ascenso político de quien erróneamente consideras enemigo en lugar de rival político te provoque un odio incontenible, todavía no te has enterado que tu verdadero enemigo, y el de todos los españoles, es el gobierno social comunista que padecemos con el que últimamente parece que mantienes unas cordiales relaciones de incomprensible finalidad. Demuestras una desmedida falta de sentido común que te impide distinguir un huevo de una castaña acusando a VOX de protagonizar los recientes disturbios en protesta contra las restricciones de movilidad, y de practicar un vandalismo en busca de una polarización cainita para el conjunto de España, a la par que silencias los mismos cargos a tus nuevos amigos catedráticos en la materia. Reprochas las críticas de VOX a Europa con intención de corregir sus errores al tiempo que invocas la “activación de una mayoría centrada para reagrupar a todos los constitucionalistas”, confundiendo al mal llamado centro con el constitucionalismo en tanto no te duelen prendas al relacionarte con los poderes plutocráticos universales que se proponen el dominio y control del mundo: es que no te enteras Contreras. Tu cansina llamada a tus colegas de partido a ocupar el centro alegando que “la verdadera disputa política en España hoy no es entre la izquierda y la derecha, es entre el bloque rupturista y el reformista, entre populistas y demócratas, entre radicales y centristas”, al tiempo que revela que practicas la oposición de la oposición denuncia tu ignorancia respecto a que dicho espacio político es una pura entelequia ocupada, ora por la izquierda, ora por la derecha. Tú no estás ni en una ni en otra, estás en Babia. Proclamas querer liderar un partido "abierto de par en par a la sociedad, con la puerta ancha para que todos puedan entrar sin que les pregunten de dónde vienen, sino para que les ilusionemos con un destino común y compartido. El PP debe, a su juicio, seguir en el centro para hacer que España lo esté”. Si como consecuencia de una pandemia de locura ganases unas elecciones, los españoles estaríamos condenados a la uniformidad ideológica, sin libertad de prensa ni de expresión, como si continuásemos con el mismo gobierno: es evidente que todo se pega menos la hermosura, máxime entre amigos y compañeros. Dices a tus barones querer “un partido abierto a la sociedad saliendo a la calle para encontraros cara a cara con una España desatendida en cuyo nombre muchos vocean, pero que nadie escucha, y a la que vosotros sí vais a escuchar”. Eres un embustero impenitente, mientes descaradamente por cuanto desde hace más de 2 años me vienes obsequiando con un incivil silencio a mis intentos de diálogo para que los alcaldes del PP, entre ellos el de Madrid, acaten la Ley Orgánica 9/1983, de 15 de julio, reguladora del derecho de reunión (“ninguna reunión estará sometida al régimen de previa autorización”), en la tramitación de actos religiosos en la vía pública discriminando a la población católica vivero de tu electorado: ¿piensas dispensar el mismo trato a todos los españoles? Desde tu patológico y crónico engreimiento no puedes sentirte orgulloso por los aplausos que las élites del partido dedican a tus prédicas para poder continuar disfrutando de sus respectivas sinecuras, puesto que las necedades aplaudidas por muchos no dejan de ser necedades. Tus sobrados deméritos provocan la indignación y deserción del electorado, y la repulsa de la militancia del PP a tu presencia al frente del partido a riesgo de acabar con él y provocar un grave enfrentamiento con VOX de lamentables consecuencias en distintos escenarios, pues tanto va el cántaro a la fuente que al final se rompe. Tus aptitudes y ejecutoria presagian que, en política, tienes menos futuro que un submarino descapotable, haciéndote acreedor de pleno derecho al verso del poeta, abogado y Coronel de la Escala de Complemento de Ferrocarriles, José Luis Santiago de Merás (1928-1982): Olvida nuestras banderas si tú no quieres guardarlas y exige treinta monedas: ¡¡Tienes derecho a cobrarlas!!