Sr. Director:
Entre los múltiples obstáculos con que el Ayuntamiento de Sevilla dificulta el tránsito peatonal por su avenida principal, están unos grandes paneles que periódicamente exponen diferentes temas. El actual va sobre el 25 aniversario de la UPO (Universidad Pablo de Olavide, 1997), que en sus orígenes se consideró muy ligada al PSOE, y que quizás por ello tuvo como primera Rectora a una catedrática de Derecho Civil muy protegida por el socialismo sevillano, Rosario Valpuesta. Por haber sido la primera mujer Rectora de Andalucía, su feminismo y una muerte relativamente joven, Rosario daría nombre a diferentes lugares e instituciones de la ciudad.
A pesar de que la UPO aprovechó la magnífica ubicación e inmuebles de la que fuera Universidad Laboral de Sevilla (1956), la exposición apenas la menciona de soslayo en dos o tres líneas menores de sus 30 paneles. Un trato injustísimo hacia una institución sin la cual no hubiera sido posible la actual UPO; y que pese a educar mucho y bien a los innumerables jóvenes que pasaron por ella, fue cerrada y abandonada durante lustros en una gran parte de sus instalaciones.
Esta ingratitud desvela uno de los objetivos de los implantadores de la «memoria democrática»: silenciar y manipular el pasado en aquello que les beneficie para poder presentarse como ingeniosos creadores de todo lo bueno. Lo de siempre.