Sr. Director:

Dejemos ya de suavizar y ralentizar la Misión que JESUCRISTO nos encomendó excusándonos con que ya se nos vaticinó que seríamos perseguidos los buenos Cristianos y que la obligación de difundir y predicar la Palabra del Hijo del Hombre sólo fue encomendada a los Apóstoles. Tampoco es única labor de los sacerdotes o de los misioneros religiosos. Todos los Católicos estamos obligados a difundir el Mensaje del Evangelio de palabra, obra y deseo. Todos estamos llamados a combatir la herejía, la iconoclasia, la blasfemia, los sacrilegios. No seamos indolentes, indiferentes, conformistas resignados, cobardes. Ya de por sí somos imperfectos, pecadores. Luchemos pues por respetar y hacer respetar la doctrina y los dogmas de nuestro Credo. Seamos responsables de restaurar el daño que se está haciendo a la Palabra de Dios en estos tiempos caóticos. No pensemos que 'como está ya escrito y destinado...miramos a otro lado.