Sr. Director:

El Amor de Dios por el hombre, se pone de manifiesto a través de su Santísima Madre, por que la Madre es el fundamento de toda la humanidad, sacrificada, amorosa, paciente, cariñosa, siempre perdona y espera a que vuelva a casa el hijo extraviado.

De los muchos Mensajes celestiales enviados por la Madre, según los conocimientos pobres y limitados que yo tengo, en los últimos tiempos destaca el Mensaje dado por la Santísima Virgen en San Sebastián de Garabandal, aldea alejada por completo del resto del mundo ,  de fecha 18-06-1965, dice así: “Como no se ha cumplido y no se ha hecho conocer al mundo mi Mensaje del 18 de Octubre, os diré que éste es el último. Antes la copa se estaba llenando, ahora está rebosando. Los cardenales, obispos y sacerdotes van muchos por el camino de la perdición y con ellos llevan a muchas mas almas. A la Eucaristía cada vez se le da menos importancia. Debemos evitar la ira de Dios sobre nosotros, con nuestros esfuerzos. Si le pedís perdón con vuestras almas sinceras, Dios os perdonará. Yo, Vuestra Madre, por intercesión  del ángel San Miguel os quiero decir que os enmendéis. Ya estáis  en los últimos avisos. Os quiero mucho y no quiero vuestra condenación. Pedidnos sinceramente y nosotros os lo daremos. Debéis sacrificaros más- Pensad en la Pasión de Jesús.” Si analizamos este Mensaje y lo comparamos con la situación actual del mundo y de la Iglesia, nos percataremos, yo lo he vivido, que tanto el mundo como la Iglesia, han sufrido un cambio tan profundo, que requiere una intervención divina mediante algún acontecimiento. El mundo no solamente quiere destruir a la Iglesia Católica, “·perros que no ladran” y vemos con tristeza los católicos, como la Divina Eucaristía está totalmente desacralizada.  Además quiere destruir a la persona humana, y así vemos como avanzan por todo el mundo unas leyes maléficas, diabólicas, que quieren acabar con todo lo cristiano y humano.

El mensaje lo dice bien claro: “antes la copa se estaba llenando, ahora está rebosando; muchos cardenales, obispos y sacerdotes van por el camino de la perdición y con ellos llevan a muchas más almas; a la Eucaristía cada vez se le da menos importancia. Es un Mensaje de carácter apocalíptico, pues nos indica que si no nos convertimos la ira de Dios caerá sobre nosotros. Claro que la mies está para su siega, pero Dios que nos ha creado por Amor, no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y viva. Está claro que la solución depende de la conversión de cada uno de nosotros, y se puede asegurar con toda certeza que si Dios demora su castigo sobre esta sociedad impía, es porque hay muchas almas que oran y se sacrifican por la conversión de los pecadores y por la Iglesia. Por tanto, este Mensaje que anuncia con toda claridad el camino que tenemos que seguir, engendra en nuestra alma, paz y esperanza, Satanás nunca podrá vencer, pues es obra del mismo Dios al que ahora le quiere arrebatar a sus hijos con su odio infernal pues que yo sepa, nunca la degeneración del mundo haya llegado al estado actual, en el cual los niños ya no saben si son niños o niñas. Y los “perros que no ladran”. Solamente unos pocos ladran, pero el pueblo sencillo y devoto que ha perseverado esperan que pronto se cumpla el Mensaje de la Virgen: “Por fin mi inmaculado corazón triunfará.” Y no olvidemos que este Mensaje es para toda la humanidad, no solamente para los cristianos.