Sr. Director:

Es cierto que todo es mejorable, sobre todo en el aspecto laboral: siempre se puede pedir más salario, también menos trabajo y otras ventajas que, para eso, están los sindicatos y dependiendo de a quién interese beneficiar, se programarán movilizaciones, huelgas o actos de protestas bien sonadas.

Bien sabido es por todos que los dos principales sindicatos (los de los langostinos), UGT y Comisiones Obreras, son siervos sumisos del actual Gobierno y, por ende, del Presidente, el embustero fray Mentiras, por ser comprados con un alto precio, muchos millones de euros de los que pagamos todos los españoles. Cada día hay menos afiliados a estos sindicatos y precisan más del “unto” del Gobierno, especialmente de este que no tiene el más mínimo pudor de someter a cuantas instituciones existan.

Que la sanidad de Madrid es la mejor de España, no hay duda y la mejor prueba es la cantidad de enfermos que vienen en ambulancia de otras regiones a recibir tratamiento en nuestros hospitales. Ello también la señala como una de las mejores del mundo. Les voy a relatar un ejemplo que evidencia esta calidad, y que es mi propia experiencia. Durante la pandemia del Covid 19, antes de las vacunaciones, tuve el infortunio de contagiarme de extrema gravedad. Me ingresaron en el Hospital Ramón y Cajal donde estuve dos meses en UCI, uno de ellos en coma inducido, otro mes en planta y uno más en otro hospital; los informes diarios que daban a mi familia eran de no tener salvación; la mano de Dios intervino en ella, pero también, de forma muy destacada, el buen hacer de los profesionales del Hospital Ramón y Cajal. Sirva este escrito para significar mi más efusiva gratitud a esos profesionales de la sanidad. En su día ya manifesté esta gratitud al director del hospital, D. Agustín Utrilla, pero no tengo constancia de que se la transmitiera a los interesados.

Es envidiable la sanidad que tenemos en Madrid, pero se avecinan elecciones y los sumisos sindicatos tienen que trabajar para su amo.