Sr. Director:
Dos fiestas litúrgicas y populares conmemoran la Santa Cruz: “La Invención de la Santa Cruz”, el 3 de mayo, y “la Exaltación de la Santa Cruz”, el 14 de septiembre, ambas celebradas en España y en gran parte de América. La devoción a la Cruz se remonta al siglo IV, y tiene que ver con la Emperatriz Santa Elena, que rescató, en el Calvario, tras importantes excavaciones, la Cruz de Cristo (se distinguió de las otras dos aparecidas también allí, por los milagros). Es común en los cristianos esta devoción y aprender a signarse. La Cruz es símbolo de Fe y también de nuestra cultura española y europea. Evoca el Amor misericordioso de Dios al hombre: en ella se dejó clavar Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, para nuestra salvación, y para que todo el que mire el crucifijo con reverencia, se mueva a contrición y pueda salvarse y recibir fortaleza. Instrumento de suplicio en el imperio romano, la muerte de Cristo en la Cruz, revirtió ese sentido. Impresionante: somos pecadores, y Dios, en vez de descargar la ira de su justicia sobre nosotros, envió al mundo a la 2ª persona de la Trinidad para pagar por nuestros pecados. Por eso, la cruz está santificada, y llevar la propia (nuestros sufrimientos-), unidos a la Cruz de Cristo, es fuente de santidad e íntima alegría, y contribuye a la salvación de muchos.
En muchas aulas han retirado el crucifijo, casi siempre por imposición arbitraria de la Dirección. Lástima: la mirada al crucifijo de la clase inspira paciencia. En Italia, el asunto fue llevado al Tribunal Europeo de Derechos Humanos, y, por sentencia inapelable, el crucifijo volvió al aula (El País, 18-3-2011).