Sr. Director: Es un hecho verificable y el Brexit lo ha demostrado de forma contundente, que cualquier tipo de unificación política y económica de Europa, hasta ahora, no ha obtenido el éxito esperado. Como ha afirmado el Papa emérito Benedicto XVI  hace tiempo una mera centralización de competencias económicas  o legislativas -el Brexit lo ha demostrado- ha conducido a una rápida disolución de Europa, porque está orientada hacia una tecnocracia cuyo fin es el consumo. La ley fundamental de Europa no puede ser el egoísmo de los grupos, basado en el egoísmo burgués, con el que se defiende entre sí los países ricos. Con la salida del Reino Unido se comprueba, que el dominio de los partidos, incluidos los que apuestan veladamente por la dictadura del  proletario sólo  logra  la destrucción de Europa mediante la revolución. Europa sólo es viable como entidad política  cuando respete sus raíces: la filosofía  griega, el derecho romano y el humanismo cristiano del Evangelio. Por eso Europa debe renunciar al dogma político del ateísmo, dominante en la ideología de casi todos los partidos socialistas y liberales, como presupuesto de derecho político. Más  aún, como afirma el gran teólogo vivo europeo, el papa emérito Benedicto XVI, Europa debe reconocer a Dios como fundamento de la moralidad y del derecho político. Con el Brexit de Gran Bretaña, se comprueba que el nacionalismo excluyente y el tópico marxista de  la revolución mundial  no sólo han llevado a Europa al borde de la destrucción, sino que están en contradicción con lo que es. Fidel García Martínez