De entrada, repetir lo ya dicho: la cosas no ocurren porque sí: tenían que ser estos titiriteros los que protagonizaran, con cargo al ayuntamiento de Madrid, una obra blasfema, cristófoba, repugnante y, esto es lo de menos, juguetona con el terrorismo de ETA. A la salida de prisión le esperaban sus amigos, que se dedicaron a agredir a la prensa, por manipuladora. Lógico, los titiriteros son artistas, gente de paz. Pero ojo, uno de ellos, de cuyo nombre no quiero acordarme, evitó el tema terrorista, tan manido, tan manipulado. Y advirtió: "La concejal sabía que en la obra había una violación", así como otras ocurrencias como la muerte de otra religiosa a golpes de crucifijo. Por cierto, ¿a quién se le puede ocurrir estas 'creatividades'? ¿A un demente? Y para niños. Ellos sí saben por qué les han encarcelado y por qué han armado el follón que armaban. Sin embargo, miren por dónde, la pobre Carmena se enteró por la prensa. Que no, que la función no estaba pensada a favor de ETA sino en contra de Cristo. Hispanidad redaccion@hispanidad.com