España, incluso en las estadísticas del insigne Tezanos, sigue siendo un país mayoritariamente cristiano. Y el voto útil para un cristiano no es sino el voto en coherencia. Ahora mismo, los principios cristianos sólo son defendidos por un partido, Vox de Santiago Abascal

Posiblemente poco y mal defendidos, quizás porque los hijos de las tinieblas son más listos que los hijos de la luz pero, en cualquier caso, Vox es el único partido parlamentario que defiende los cuatro principios no negociables para un católico en política, que dictara Benedicto XVI: vida, familia, libertad de enseñanza y bien común.

Por tanto, hay que repetir que un cristiano entre los partidos parlamentarios sólo puede votar a Vox. Eso sí, resulta perfectamente coherente que un católico vote en blanco o vote a cualquier partido sin acceso posible al parlamento. 

La corrupción moral no es otra cosa que la incoherencia entre los que se piensa y lo que se dice y entre lo que se dice y lo que se hace

A fin de cuentas, los políticos españoles pueden estar corrompidos pero lo peor es que su corrupción personal -sobre todo la intelectual, una depravación moral más inquietante que la mera corrupción pecuniaria- está infectando a todo el sistema público, en casi todos los países europeos y la corrupción moral no es otra cosa que la incoherencia entre lo que se piensa y lo que se dice y entre lo que se dice y lo que se hace.

En cualquier caso, un católico español coherente que no pretenda romper con el sistema sino reformarlo, sólo puede votar a Vox. Con entusiasmo o tapándose la nariz: pero sólo puede votar a Vox. 

Votar en coherencia con tus propias convicciones es la única forma de hacer bueno el sistema.