Tiene menos oyentes y menos lectores de los que él quisiera pero, en efecto, Federico Jiménez Losantos tiene seguidores, pero eso no quiere decir que siempre tenga la razón.

Federico Jiménez Losantos dice que cuando vio la primera vez a Pablo Iglesias, le recordó su juventud por su militancia comunista, pero que a diferencia del líder de Podemos, él es buena persona. Admito su bonhomía pues, como el valor en el ejército, también hay que presuponerla en todas las personas, pero eso no excluye que “la buena persona de Federico” no tenga posibilidades de ser mejor. Y podría mejorar bastante si respetara a los que no le caen bien, no le dan razón o no piensan como él.

Comunismo y fascismo reducen la convivencia a sumisión. Ahí anda Federico

Jiménez Losantos presume de ser liberal, pero en realidad lo principal de su pensamiento político se parece más al fascismo que al liberalismo. Y no digo yo que sea un fascista, porque eso sería utilizar el término para insultarle, y para insultar ya se basta y sobra él. Examinando algunas de sus propuestas, hay que concluir que las hubiera suscrito el mismísimo Mussolini, aunque quizás el italiano las defendió con menos ímpetu que lo hace cada día el de Teruel. 

Federico Jiménez Losantos tiene todos los días un micrófono a su disposición que, por aquello de que el que tuvo, retuvo, lo utiliza al modo estalinista, y por eso le teme mucha gente que no se atreve ni a rechistarle. Los comunistas y los fascistas reducen la convivencia a la sumisión, impuesta por la fuerza y por el miedo a perder los medios materiales para subsistir.

El pensamiento de Federico Jiménez Losantos, como el de los fascistas, deifica la nación

Pero yo no le tengo miedo ni a Federico, ni al poder de ningún hombre, porque hace ya mucho tiempo que vendí todo mi pescado y no me queda ni una sardinilla para la venta. Para poder ser libre de verdad, tiré por la borda todos esos recursos aptos para el mercadeo, para que no hubiera ni siquiera la posibilidad ni de venderme, ni de alquilarme. Desde entonces solo me importa el juicio de Dios y tengo en poco el de los hombres, incluido Federico, un hombre como todos los demás, aunque algunos le tengan por un dios.

El pasado comunista de Federico Jiménez Losantos es lo que le ha dado tanto crédito entre las gentes de la derecha. Yo, sin embargo, considero que una persona que descubre la libertad pasados los veinte años no es trigo limpio, cultural y políticamente hablando. En consecuencia, no me fío. Solo acepto las conversiones de adultos cuando la caída del caballo es por motivos religiosos... y posteriormente bien avalada por una vida ejemplar. Pero eso de pasar del comunismo al liberalismo. ya de mayorcitos… me lo tienen que explicar mejor, Merkel o Federico, que no acabo de entenderlo.

Cuando Federico ejerce de liberal con mayor empuje es cuando habla en su radio de los aspectos morales de la familia y del respeto a la vida, en los que según él, cada cual puede hacer lo que quiera, eso los días pares de la semana, porque en los impares puede hacer lo contario del día anterior. Y esta postura es más que evidente que no la puede aceptar un cristiano, que se rige por leyes divinas, eternas e inmutables. 

Como Federico Jiménez Losantos, también Mussolini militó en su juventud en la izquierda, concretamente en el sector más radical del Partido Socialista de Italia (PSI), que por entonces se parecía más al comunismo que a la socialdemocracia. Y Mussolini no fue un militante del montón, ya que se hizo con el control del periódico Avanti, que era el órgano oficial del PSI. Y fue la defensa de un nacionalismo a ultranza, frente al internacionalismo de los socialistas, lo que forzó su paso al fascismo.

El pensamiento de Federico Jiménez Losantos, como el de los fascistas, deifica la nación, a cuya grandeza somete las personas y las instituciones. Y por eso Federico y los fascistas no pueden admitir la existencia del Dios padre y providente de los cristianos, razón por la que tratan de ocultar su presencia en la sociedad, nturalmente, en beneficio de la nación.

Por este motivo Federico es el abanderado de la derecha pagana, que tantos puntos en común tiene con el fascismo. Y, forzando el sentido de la historia, la derecha pagana no puede tolerar que surja un partido político de inspiración cristiana en España, cuya esencia histórica como nación ha sido el cristianismo.

Jiménez Losantos es un abanderado de la derecha pagana. Muy liberal

Todo lo anterior explica la inquina que Federico Jiménez Losantos le tiene a Rocío Monasterio. En un momento de gravísima crisis del PP, Vox se ha colado en el sistema, ya que al pinchar uno de los principales partidos del régimen no ha habido más remedio que utilizar a Vox como rueda de repuesto. Y dentro de Vox también se han colado algunos personajes, no muchos, que sienten y piensan en cristiano, como es el caso de Rocío Monasterio.

Sorprende los poquitos dirigentes de Vox que dan la cara en cristiano por la afluencia del voto católico, que es el que les ha introducido en las instituciones. Por eso el sistema, del que Federico forma parte como pieza clave de la derecha pagana, está empeñado en repetir con Vox la historia de Alianza Popular, que pasó de ser un partido en el que los cristianos pusieron sus esperanzas y sus votos, al partido de la derecha pagana del PP, en el que los cristianos siguieron poniendo los votos, a pesar de que perdieron todas sus esperanzas.

Y no será porque Federico Jiménez Losantos no habla claro, porque ha llegado a proponer desde su radio, que lo que tiene que hacer Vox es convertirse en una corriente dentro del Partido Popular. Y para que así sea solo hace falta que en Vox desaparezca por completa la defensa de la doctrina social de Iglesia, lo que equivaldría a la desaparición de Vox, por aquello de que el original es preferible a la copia.

Losantos está empeñado en que Vox se integre en el PP y pierda su identidad cristiana, como le ocurrió a Alianza Popular

¿Y Federico puede realizar semejante transformación? ¿Federico puede acallar las pocas voces cristianas de Vox para llevarse al partido al facherío? No es que lo pueda hacer, es que nadie como él está mejor capacitado para hacerlo. Ya tiene experiencia, porque durante los años que estuvo en la COPE se convirtió en al artífice de eso que se ha dado en llamar el secuestro del voto católico. Durante mucho tiempo, desde los micrófonos de la Conferencia Episcopal Española, Federico Jiménez Losantos transmitió un mensaje hasta convencer a los oyentes católicos de que lo mejor para la Iglesia católica era que no surgiera en España un partido político que defendiera la doctrina Social de la Iglesia, y que por lo tanto los católicos lo que teníamos que votar era al partido que menos atacara al cristianismo. Y en eso seguimos.

Y en efecto, el mensaje de Federico Jiménez Losantos caló y convenció a la masa de los católicos españoles, porque se transmitía desde la autoridad religiosa que tiene toda una emisora de la Iglesia como es la COPE. Por eso, si Jiménez puede pasar a la historia como el promotor del secuestro del voto católico, la mayor responsabilidad no hay que adjudicársela a él, sino a quienes le entregaron los micrófonos de la COPE. Esos sí que tienen mayor culpa por lo que hicieron y por lo que no hicieron para impedirlo. Y de todas y de cada una de sus acciones y omisiones tendrán que responder personalmente algún día y no precisamente ante el pleno de la Conferencia Episcopal.

 

Javier Paredes
Catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Alcalá