Dos horas y media de reunión entre Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy no han hervido para nada. El propio Rajoy, al terminar la sesión, habló de modales correctos y de que cada cual está donde estaba. Para Rajoy, Zapatero no tiene una idea de España, y esa indefinición le preocupa. Al final, todo ha quedado en una pose ante los medios, una especie de recital de talante, donde ambos líderes debían demostrar que no se parecen en nada a José Maria Aznar: contenidos ninguno, pero diálogo y educación sobraban.
Eso sí, por Rajoy sabemos que la próxima batalla del Partido Popular, visto que la política económica socialista no provoca el esperado desastre, la educación. Rajoy afirma esto justo cuando distintas asociaciones educativas católicas han amenazado al Ejecutivo con una manifestación si se confirma el texto de la Ley Orgánica de Educación (LOE) ahora mismo en tramitación parlamentaria. En definitiva, el Partido Popular ha decidido hacer oposición en la calle, aprovechando aquellas movilizaciones convocadas por organizaciones sociales: primero la asociación de Víctimas del Terrorismo (4 de junio), luego el Foro de la Familia (18 de junio), ahora, la Concapa y otras organizaciones educativas.
Desde el punto de vista ideológico, al Marianismo le basta y sobra con la idea de la unidad de España, entre otras cosas porque alimenta la esperanza de que los socialistas catalanes y el problema vasco acaben por romper el PSOE, ahora graníticamente unido gracias al poder alcanzado.