Por ahora, queridos españolitos, los mercados -esas criaturas delicadas a las que hay que tratar con mimo mientras te roen los higadillos- les han dado un respiro pero hay que hacer más deberes, muchos más: deben ustedes acercarse a la hambruna para que los mercados puedan seguirles prestando dinero a precios de usura. Y si no...
También nos felicitan los plutócratas y eurócratas por la reforma de las cajas de ahorros. Esto de las reformas es un concepto polivalente. Por ejemplo, reforma laboral significa liberalizar el despido pero no subir los salarios; reformar las pensiones es bajar las pensiones y reformar las cajas de ahorros significa cargarse las cajas convirtiéndolas en bancos. Y, miren ustedes por dónde, a los plutócratas-eurócratas les gusta cantidad. Y si eres bueno y te quedas en la indigencia, los mercados, buena gente, permitirán que te endeudes más y a más alto precio, mismamente hasta que te ahogues.
Y todo ello a cambio de cargarse las cajas, verdadera joya financiera de la corona española. Las cajas nacieron como bancos cristianos (de hecho, son un invento de la Iglesia para combatir la usura mediante los Montes de Piedad), se han desarrollado ajenas a la especulación financiera (y cuando lo han hecho es cuando se han estrellado), han pagado a sus trabajadores mucho mejor que los bancos, han mantenido el crédito pequeño y el pequeño descuento comercial, han permitido a muchos españoles comprar una casa y formar un hogar (la empresa privada española por excelencia), han trabajado para las pymes, han dedicado su dividendo a obra social y, además, en España, han sido el soporte accionarial de industrias estratégicas.
El presidente Zapatero, con la connivencia del PP, y la instrumentación del gobernador del Banco de España, MAFO, pasarán a la historia como los que liquidaron las cajas de ahorros.
¡Pues qué bien! Con eso, no lo duden, conseguiremos tranquilizar a los mercados. Por ejemplo durante una semana. Y es que los mercados nunca han sido amigos de las cajas. Entre otras cosas porque no tienen acciones y así no es posible especular con renta variable ni comprar de forma apalancada para desguazar entidades y empresas.
Eulogio López
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