BCE y G-7: el fundamentalismo monetario y la secta de Basilea. La batalla por la vida se juega en Hispanoamérica. La batalla por la libertad de culto, es decir, de conciencia, se juega en Oriente y en tierras del Islam. Diez años después del 11-S, Occidente sigue teniendo miedo
El príncipe heredero, SAR Felipe De Borbón, empieza a estar seriamente preocupado por su esposa, doña Letizia Ortiz Rocasolano. Tanto que ya no desea acelerar su ascenso al Trono y desearía que, al menos durante un tiempo, y pese a sus problemas de salud, su padre, SM Juan Carlos I, continúe pilotando la Jefatura del Estado.
Ocurrió durante la Vigilia con los jóvenes de la Jornada Mundial de la Juventud, acto central de la JMJ, celebrada en el aeródromo madrileño de Cuatro Vientos.
Aquella marea de jóvenes entusiasmaba hasta los más recalcitrantes ateos… pero no a doña Letizia. Una tormenta de lluvia, con vendaval de viento anexo, se volcó sobre los presentes. Los jóvenes aguantaron a pie firme y Benedicto XVI, dijo que él no se iba ni de broma. Cuando el cardenal Tarsicio Bertone le preguntó si abandonaban, el Papa le respondió que si los jóvenes se habían quedado él haría lo mismo.
Se redujo el acto, pero no la adoración al Santísimo: el Papa se inclinó ante la custodia y los jóvenes le imitaron… sobre la piedra y el barro. Una adoración en silencio que duró diez minutos. Nadie se levantaba.
Pues bien, poco después los más próximos a los Príncipes escucharon la voz quejosa de la futura Reina de España: "¿Nos vamos ya o qué?".
BCE y G-7: el fundamentalismo monetario y la secta de Basilea
Me lo cuenta un inspector del Banco de España que en su día estuvo destinado en Basilea, en el Banco Internacional de Pagos (BIS) donde se decide cómo funcionan los mercados financieros y cuánto deben invertir los bancos en deuda soberana, en decir en las emisiones que lanzan los gobiernos: "Aquello es una secta" –me advierte-, si te atreves a desviarte de la doctrina oficial te marginan, ni te dirigen la palabra.
¿Cuál es esa doctrina? Pues que toda la economía debe estar sometida a los mercados financieros, los bienes y servicios al dinero, los bancos, que nunca pueden quebrar, deben ser medidos según su capitalización y, en resumen, lo pequeño debe estar sometido a lo grande, que constituye la filosofía económica imperante.
El Banco Central Europeo (BCE) estalla y las bolsas se caen, pero Christine Lagarde (FMI), exige más capitalización, bancos más grandes, Alemania continua protegiendo a sus ricos inversores en deuda periférica y el G-7, los poderosos, exigen más dinero. Mientras, la Reserva Federal y el BCE continúan inflando la burbuja del dinero en circulación porque ¡Falta liquidez! Conclusión; trabajadores y empresarios, los creadores de riqueza y de solidaridad, caen como moscas ante los especuladores financieros, públicos (los gobiernos que emiten deuda) y privados (los que la compran y venden). Es lo que Juan Pablo II llamaba la "financierización" de la economía, o economía financista.
Llevamos cuatro años de crisis financiera y los poderosos del mundo continúan salvando bancos y la deuda soberana, cuando lo que tenían que hacer es dejar quebrar a los bancos –protegiendo a los inversores- y dejar caer a los gobernantes irresponsables que han endeudado a sus ciudadanos y han llevado al país a la quiebra.
Pero no: los gobernantes de la OCDE, Estados Unidos, Europa, los organismos multilaterales, se empeñan en seguir salvando bancos y salvando deudas, contradiciendo los principios de libre mercado en los que dicen creer y trabajando para los financieros y contra empresarios y trabajadores. El hombre tropieza dos veces en la misma piedra, los políticos tropiezan de continuo y encima aseguran que lo suyo es "el único camino que nos sacará de la crisis".
La batalla por la vida se juega en Hispanoamérica.
Si quieren ustedes dedicar su vida a una causa justa e influir en política, no lo duden: lo suyo es la lucha por el derecho a la vida. Es una lucha noble, además de cristiana y eso que ha dado en llamarse humanitaria, que no tengo muy claro lo que es pero siempre encontrarán alguna página WEB que se lo explique a conciencia.
Porque el aborto es mucho más que el aborto: es una filosofía de vida que trata de elevar la clemencia a lo más alto de la pirámide de virtudes de una persona: clemencia para evitar el asesinato de la persona más indefensa: el concebido y no nacido. Oiga, eso puede llenar una vida. Y para disfrutar de la vida no hay nada mejor que darle un sentido. La defensa de la vida constituye una vocación, no una profesión, y quienes se apuntan (grupos de ayuda a chicas amenazadas, mujeres embarazadas y madres solas, de objeción de conciencia, médicos, juristas o propagandistas) a esta congregación saben que no recibirán ningún dinero –de hecho, lo aportarán- y sí muchos disgustos, entre otros ser estigmatizados por la atmósfera cultural dominante. Vamos, que merece la pena.
En el siglo XXI, la batalla por la vida se juega en Hispanoamérica. No se pierdan el espléndido resumen de la actualidad iberoamericana de la semana que pergeña cada mañana de sábado, en Hispanidad, José Ángel Gutiérrez. Guatemala, Ecuador, Perú, Brasil, Argentina, Chile… El método de Trabajo del Nuevo Orden Mundial (NOM) siempre es el mismo: hay que pervertir a la sociedad suprimiendo su clemencia: cuando se ha conseguido que la opinión pública acepte y practique el asesinato del más indefenso, cuando se logre invertir sus principios y violentar su conciencia, entonces toda su resistencia a la esclavitud desaparece: son sociedades maleables como la plastilina.
La batalla por la libertad de culto, es decir, de conciencia, se juega en Oriente y en tierras del Islam.
Por el contrario, la batalla por la libertad de culto se juega en el mundo islámico y en su origen remoto más peligroso, ubicado más al Oriente: el panteísmo.
La multitud de mis 23 lectores sabe muy bien que me molesta hablar de "libertad religiosa" sino de libertad de culto. Ningún poder puede quitarnos la libertad de rezar, sin embargo, la de manifestarnos como cristianos, sí.
A ver si nos entendemos, el NOM no quiere destruir las religiones del mundo, lo que quiere destruir es al Cristianismo, en particular a la Iglesia de Roma. El NOM no se opone a la religión. Es más pretende crear una especie de credo universal, sincretista, pagano, un cajón de sastre sólo apto para majaderos capaces de apostar por una macedonia, un cúmulo de creencias inconexas –y, sobre todo, incoherentes y contradictorias- que confunden el espíritu con el espiritismo y la liturgia con la brujería.
Ahora mismo, se multiplican los ataques institucionales contra los católicos en China, los ataques hinduistas en la India y los ataques del Islam a los 'cruzados' cristianos en Paquistán, Irán, etc. En particular, Paquistán, potencia atómica y alidada de Occidente, se ha convertido en un circo romano donde se convierte a los cristianos en esclavos, se asesina o esclaviza a quienes aman a Cristo y se viola a las mujeres cristianas en nombre del Islam mientras Occidente calla.
Por si fuera poco, el progresismo europeo y norteamericano que margina a los cristianos en casa está apoyando el crecimiento del fundamentalismo en Asia y África. Los cristianos de Siria o de Libia no han apoyado las revueltas, por algo será. Occidente está llevando al poder al fanatismo islámico en nombre de la libertad y con la fuerza de los bombardeos de la OTAN: ¡Toma ya!
Y ojo, porque el odio islámico no sólo se ceba con los cristianos sino también con los judíos. El asalto a la embajada israelí en el Cairo no habría sido posible con el pérfido dictador Mubarak: ahora sí lo es.
En cualquier caso, no olvidemos algo: El cristianismo siempre vencerá al islam o al panteísmo oriental. El primero es más violento, pero siempre ha sido vencido, el segundo tiene más textura filosófica, por tanto, teóricamente es más peligroso. Pero en la práctica conduce al hombre a la postración y la postración no resulta muy alegre, es más, resulta un verdadero pestiño.
11-S. Y el mundo sigue teniendo miedo
Diez años después del 11-S, el Occidente cristiano tiene miedo, está a la defensiva. Lógico. La única lección que debía haber sacado del brutal ataque de Ben Laden es volver a sus esencias, que no son sino esencias cristianas. No lo ha hecho: por eso continúa teniendo miedo.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com