¿Ha celebrado Venezuela sus últimas elecciones moderadamente libres? Hugo Chávez habla de una new age hacia el socialismo. El bolivarianismo necesita que existan pobres. La empresa española se rinde ante el nuevo caudillo venezolano. Los temores ante la marcha del embajador Raúl Morodo, el hombre que presentó a Fidel Castro y a Hugo Chávez. Occidente se prepara para una nueva embestida en los precios del crudo
Lo explicaba el presidente de Indra, Javier Monzón, a un grupo de directivos: la Administración chavista le había comunicado que prescindía de su excelente proceso de recuento electoral porque no se podía manipular.
Lo que está claro es que Chávez ha ganado con claridad, pero es posible que en su camino al socialismo, la Nueva Era de la que ha hablado tras conocerse los resultados de los comicios del domingo, haya cambios que le permitan una más rápida evolución hacia el socialismo bolivariano, lo que la diplomacia internacional y los agentes económicos denominan como nuevo castrismo.
Casi todos los analistas (ver resumen de tertulias radiofónicas de Hispanidad) coinciden en señalar que Chávez sitúa a Venezuela en una situación de lo más precaria: la imágenes televisivas en las que aparecían, antes del día electoral, batallones de encapuchados armados con fusiles-ametrallador, anunciando que si Chávez no ganaba en las urnas ellos saldrían a la calle, es una muestra de la Nueva Era de Chávez: sus Círculos Bolivarianos son lo más parecido a los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), conocidos como los chivatos por el pueblo cubano, y base de la dictadura castrista.
Económicamente, Chávez precisa de loa pobreza para ejercer su demagogia en los ranchitos, o viviendas infrahumanas de Caracas y otros países. A cambio de ayudas puntuales, por ejemplo en forma de pequeñas aportaciones de combustible, Chávez ha sabido ganarse el voto de los ranchitos (chabolas). Los más pobres todavía recuerdan la corrupción de los partidos democráticos tradicionales.
Por otra parte, los mercados se preparan para nuevas tensiones en el precio del crudo, dado que Chávez ha sido el principal animador de las subidas dentro del contexto de la OPEP.
De puertas adentro, el bolivarianismo chavista ha sido el inventor del 60/40: las nuevas concesiones de exploración se hacen bajo el principio de un 60% para la estatal venezolano PDVSA y un 40% para el operador extranjero. Y ojo, porque el crudo venezolano es malo crudo pesado- por lo que hay que cuidar mucho los márgenes, que no son especialmente amplios.
Por lo que respecta a las empresas españolas presentes en el país puede decirse que se han dado por vencidas. El Santander levantó el vuelo tiempo atrás mientras el BBVA vio cómo detenían a sus directivos. Nadie espera mucho de Venezuela, Repsol YPF es la principal petrolera extranjera en el país y, aunque Chávez no es Evo Morales, y respeta la palabra dada, la situación no es como para tirar cohetes.
Recientemente, una fiscal venezolana, conocida como chavista acérrima, irrumpió en las oficinas de Iberia en Caracas con la pretensión de detener a alguien que ya no figuraba en la nómina de la compañía. Se hizo acompañar por decenas de cámaras de TV y micrófonos de radio.
Además, Zapatero, sea para vengarse de José Bono o sea porque el propio interesado lo solicitó, ha cesado a Raúl Morodo, el hombre que presentó a Fidel Castro y Hugo Chávez. Si algún embajador ha contado con las simpatías de Miraflores, ese ha sido Morodo.
La coincidencia es grande: probablemente, en Venezuela se han celebrado las últimas elecciones moderadamente libres