En la derecha europea existe ahora la propensión a que el colombiano Álvaro Uribe se presente a un tercer mandato. El hecho de que Uribe sea un buen gobernante en algunos aspectos como la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico no supone que pueda saltarse la norma o intentar cambiarla para perpetuarse en el poder.
Y ojo, Uribe no es el bueno y el gorila Hugo Chávez el malo. Fue su feminista esposa Lina Moreno, quien junto a la fundación Ford, una de las grandes financiadoras del aborto en el mundo, inició la campaña contra la vida en el país sudamericano. Por ejemplo, Álvaro Uribe ha introducido el aborto en Colombia, por la vía de reglamentar una decisión judicial, como en Estados Unidos. Aunque en su habitual estilo aséptico y antivida, Wikipedia lo explica muy bien.
En el 2006, mediante un Litigio de alto impacto en Colombia (LAICIA), la Womens Link Worldwide logró eliminar la inconstitucionalidad del aborto,[3] en contra de la opinión del mayoritario movimiento pro-vida de Colombia.[4] Motivados por la LAICIA, la Corte Constitucional de Colombia, en mayo del 2006, asumió la legalización del aborto para los siguientes supuestos:
-que el embarazo sea fruto de una violación denunciada,
-cuando haya una malformación grave en el feto,
-o cuando el embarazo revista riesgo para la madre.
El Ejecutivo lo reglamentó a finales del mismo año, contradiciendo con tales acciones jurídicas -según los grupos pro-vida- el artículo 11 de la constitución colombiana, que establece que el derecho a la vida es inviolable, y no habrá pena de muerte.
En cualquier caso, la cuestión sigue siendo la misma: Podemos admitir que Uribe no es Chávez ni es Mel Zelaya, pero no por ello debe optar a un tercer mandato, haciendo cambiar la ley en su beneficio. Nadie es imprescindible y el límite de permanencia de los mandatos nos puede servir a algunos, por ejemplo a los españoles, para librarnos de personajes como Zapatero.
¿A que así se ve mejor la cosa?
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com
