En vísperas de la festividad de Todos los Santos (noche del 31 de octubre al 1 de noviembre) los adolescentes madrileños han encontrado una nueva ocupación: lanzar huevos y piedras contra autobuses urbanos. Una fecha más a añadir al calendario del gamberrismo, dado que los adolescentes también han encontrado el día de las vacaciones navideñas, aproximadamente el 22 de diciembre una nueva oportunidad de tomar el centro de la capital y molestar a cuantos viandantes puedan. No por una razón social, política, económica, etc. No sólo porque me brota, porque me aburro.
Las gamberradas del 31 de octubre coinciden con una explosión de violencia adolescente: tres adolescentes de 13 años le rompieron la pierna a una compañera de curso en Ponferrada porque no tenían a nadie a quien vacilar, mientras un estudiante de 15 años propinó una paliza a un profesor, a quien pateó en el suelo, por instarle a abandonar un centro escolar al que había entrado sin permiso.
En cualquier caso, por Internet circula esta composición, formada por distintos retazos de noticias de la agencia ACI y de otros retazos de otros autores, acerca de la paganización de la Fiesta de Todos los Santos y de 2 de noviembre, consagrada a los fieles difuntos, que no tiene desperdicio.