El presidente del Gobierno acaba de llegar de Nueva York, donde ha asistido a la Asamblea de la ONU y en la que, con un buen discurso y con la incorporación al grupo la Alianza contra el hambre y la pobreza, se ha comprometido a luchar por la justicia social y a aportar el 0,7% del PIB, cuando su Gobierno anuncia una de las graves incongruencias a la que nos está acostumbrand Retirar la ayuda a la Iglesia Católica y a las organizaciones que directa o indirectamente le son afines.
Hablamos de incongruencia por que no se entiende el compromiso de luchar por los más necesitados, con el anuncio de retirada de ayudas públicas a la entidad que, directamente o a través de las congregaciones religiosas y ONGs inspiradas en ella, más labor están desarrollando, no sólo en España y en Europa, sino en todo el mundo, por los más necesitados. Sería prolijo sólo enumerar labores y lugares donde la Iglesia está presente.
Parece que esta actitud responde a que no han entendido el significado de las palabras no confesional y a una militancia laicista, ajena a los intereses de los ciudadanos, las que le están llevando a cometer estas incoherencias. Con estas actitudes de su Gobierno, Zapatero nos confunde, sus palabras ante la ONU y en la Alianza contra el hambre se convierten en agua de borrajas. Si realmente está convencido de que de ella depende la paz mundial del siglo XXI, empiece a ponerlas en práctica en su país, o, al menos, no estropee las que funcionan y más contribuyen a esa paz.
Jesús Domingo Martínez