Los medios de comunicación han hablado sobre el Sínodo; pero, algunos, sembrando confusión.
A la Asamblea Extraordinaria (se completará con la ordinaria en 2015), se llevó "la voz de las Iglesias particulares", de "pastores y laicos de todas las partes del mundo". Tarea difícil y apasionante: enfrentar los "desafíos pastorales de la familia en el contexto de la evangelización".
La clave final la tendrá el Papa Francisco, y creo que se entrevé en estas palabras suyas al Sínodo: "ni rigorismo hostil ni buenismo destructivo", que significan que la Iglesia (fundada por Jesucristo, que exponía con valentía la verdad y acogía a los pobres, a los enfermos y a los pecadores) debe acoger a todos sin trabas y sin claudicar de su doctrina, que destruiría su identidad.
El Espíritu Santo pone, en cada momento de la Historia, al Papa que conviene. Me comentaba un superior franciscano cuando fue elegido Papa el Cardenal Bergoglio: "como jesuita, será sabio; como franciscano, será manso"; también es sensible a los sufrimientos de los hombres, cuyas heridas quiere conocer para poder curarlas en el "Hospital de Campaña" que es la Iglesia, "a donde llegan buscando la bondad y cercanía de Dios". (Papa Francisco, 19-IX- 14).
Al final, como el Beato Pablo VI, tomará sus decisiones a la luz del Espíritu Santo, en estos tiempos convulsos.
Josefa Romo