La situación internacional es "gravísima", aseguraba el líder democristiano catalán, Josep Antoni Durán Lleida, tras entrevistarse con el presidente Zapatero. En España, la prima de riesgo alcanzaba los 407 puntos básicos, récord absoluto desde el nacimiento del euro. Pero España e Italia no mancan tendencia. Estados Unidos sí y las bolsas se han seguido cayendo a pesar del acuerdo entre republicanos y demócratas. La razón es muy sencilla: a pesar de la demagogia Obama, lo cierto es que el pacto político en USA no sirve de nada si la economía norteamericana no crece.
Y no crece. Y el aumento de gasto sirve para pagar facturas anteriores, como en España, no para aumentar el PIB y crear empleo.En otras palabras, llevamos dos generaciones de gobernantes irresponsables emitiendo deuda para ganar votos
Por ello, a ambos lados del Atlántico, el mundo político se plantea un "default" mundial. Naturalmente, se oponen los países emergentes, especialmente China, rebosante de liquidez, quien posee el 10% de la deuda norteamericana y casi la cuarta parte de la deuda española. Pero parece la única forma de abrir una nueva etapa, tras dos generaciones de políticos irresponsables que han emitido deuda para conseguir votos mediante todo tipo de subvenciones y prestaciones públicas.
Todo ello a cambio de volver al patrón oro o a cualquier otro patrón de referencia que impida crear dinero sin límite.
El precio del oro se dispara, mientras los países productores de petróleo continúan su chantaje de precios, artificialmente altos, chantaje en el que colaboran los mercados de materias primas y las grandes petroleras. Sí, el 'default' se ve como la única salida posible, siempre que se venda con un añadido: nunca más producir dinero artificial.
Y es que el problema ya no es España o la Unión Europea: es Occidente quien se juega su supervivencia. Eso sí, una suspensión de pagos global debe venderse con otro nombre. Por ejemplo, puede instrumentarse a través del Fondo Monetario Internacional, aunque siempre con la oposición de los emergentes, que cada vez tienen más peso en la institución. Occidente, naturalmente perdería toda fuerza moral para exigirle al Tercer Mudo que pague sus facturas. Dicho de otra forma, Occidente ha caído en su propia trampa.
Mientras tanto, la Unión Europea sigue pegada al discurso clásico: no hay planes para rescatar a España e Italia y todo marcha bien. Como nadie se lo cree, los mercados seguirán donde están: extorsionando a los erarios públicos. Es más, la UE, insiste en que las reformas emprendidas por Zapatero –totalmente fracasadas- cuentan con su apoyo.
Mientras, África se muere de hambre: ni está en Occidente ni figura entre los emergentes.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com