Trinidad Jiménez apuesta por la moderación ante la actitud del reino alauita

 

Mientras, los periodistas españoles no pueden hablar sobre la situación del Sahara y la población local es oprimida. La ministra de Exteriores habla alega que la estabilidad de Marruecos es fundamental para la estabilidad de España.

En todas las tertulias radiofónicas el tema de Marruecos ha sido el plato principal. Pero es que las declaraciones de la ministra de Exteriores han sido un despropósito total, y desde luego se entiende que Zapatero haya llamado a Moratinos para llevar el tema del Sahara.

España es el hazmerreír en materia de relaciones internacionales y las palabras de Trinidad Jiménez son una muestra más. Ya nos dirán por qué es tan importante la estabilidad de Marruecos para la de España: ¿por el número de trabajadores marroquíes que trabajan en nuestro país?, ¿por el miedo al fundamentalismo musulmán?, ¿por el miedo a que Ceuta y Melilla se encuentren en unos años en la misma situación que hoy está El Aaiún?

Lo más divertido es que ha afirmado sin ningún tipo de pudor que España siempre ha defendido el derecho a la libre autodeterminación del pueblo saharaui. Habría que ver qué ha hecho nuestro país por ello. Por ahora, por lo que insinúa la ministra, seguir la política, como un perro faldero, de lo que mande París.

Para Trinidad Jiménez "el hecho de que se grite más no significa que vayamos a tener una mejor respuesta". Y seguramente es cierto en un diálogo entre dos personas que se entienden, pero cuando el interlocutor no hace caso a las palabras en un tono normal, hay que elevar la voz para que se dé cuenta de que no le vas a tragar más. Y ahí es donde España, baja la cabeza y no dice nada. Es la ratificación de una diplomacia cobarde.

Pero claro está, España se encuentra a la espera de que se haga un balance final más detallado, pero hará Marruecos. Pero ya la historia nos da muestras de esos balances finales. Los hechos de la plaza de Tiananmen nunca habrían pasado para la ministra española pues no ha habido un balance final.

Andrés Velázquez

andres@hispanidad.com