Basada en la película Stanno Tutti Bene, de Giuseppe Tornatore, Todos están bien es una comedia dramática que resulta tan comprensible para el público norteamericano como para el europeo.
Las mentiras piadosas que se pronuncian en el seno de una familia suponen el eje central de esta película que retrata con bastante autenticidad las relaciones entre padres e hijos. Así, Robert De Niro interpreta a un viudo (con una salud delicada) que, en un intento de acercamiento emocional con sus vástagos, se embarca en un viaje para visitarles y descubre que sus vidas no son tan perfectas como él pensaba o le hacían creer
En esta road-movie, de ritmo lento pero agradable, no sólo está bien retratado el viudo (un hombre que ha dedicado toda su vida a trabajar para que sus hijos fueran algo especial) sino también queda patente la realidad más actual: el peligro que supone que el torbellino de la vida diaria nos engulla y no encontremos tiempo para dedicarlo a nuestras propias familias Durante el desarrollo de la película resulta todo un acierto que se utilicen efectivos y cortos flash-back para demostrar algo palpable: que siempre hay un hijo más débil, o con menos suerte, que preocupa más que el resto
Todos están bien cuenta con un arranque demoledor: la desolación que siente el padre de familia cuando ninguno de sus cuatro hijos acude a una reunión familiar que ha preparado con una gran ilusión pero, este aparente desarraigo, va reconduciéndose a medida que avanza la historia hasta terminar derivando en un relato familiar muy positivo. De tal forma que, como en el caso de la magnífica película francesa El primer día del resto de tu vida (ahora en DVD), Todos están bien pone de manifiesto que la familia es el sitio donde se te quiere por lo que eres no por lo que aportas
Para: Los que vean todas las comedias dramáticas familiares