De los 158 millones de euros invertidos, entre capital y préstamos los mexicanos han aportado 137. Globomedia y Mediapro defienden su valor político para continuar imponiendo su ley en La Sexta
Como todo el mundo sabe, La Sexta fue un regalo de Rodríguez Zapatero a su asesor de imagen, José Miguel Contreras (y, por tanto, a su ex secretario de Estado, Miguel Barroso), así como un pago a Jaume Roures por los servicios prestados en la campaña de desgaste del mundo del espectáculo al Gobierno Aznar.
Ahora bien, la concesión de una licencia, que es de por sí un chollo, hay que rellenarla con dinero. Y así, cuando Antonio Asensio se negó a invertir y no mandar, hubo que buscar un inversor extranjero dispuesto a participar. Se encontró enseguida en la persona de Emilio Azcárraga Jean. Con tal de entrar en España, Televisa estaba dispuesta a invertir fuerte, y lo hizo. Lo que ocurre es que ya empieza a estar un poco harta de lo que considera una enorme tomadura de pelo por parte de Contreras y Roures. Al final, y según datos enviados por Televisa a la SEC, el regulador de la bolsa norteamericana, la cadena mexicana, oficialmente titular de un 40% de La Sexta, ha invertido 57 millones de euros en capital, a lo que habría que sumar otros 80 millones de euros otorgados al resto de socios de la cadena, entre los que destacan los mencionados Contreras y Roures, además de El Terrat, la productora de Andreu Buenafuente.
En otras palabras, Televisa amenaza con marcharse si sigue siendo un convidado de piedra sin voz ni voto, pero, eso sí, con la cartera permanentemente abierta. El asesor presidencial, José Miguel Contreras, al igual que su socio Roures defienden el valor político de la licencia de emisión en abierto. En otras palabras, que estamos ante un negocio concesional cuyo valor consiste en ser amigo de la autoridad. Y Contreras es muy amigo de ZP. Si Televisa quiere seguir en España, deberá aceptar estas condiciones. La respuesta llegará, claro está, cuando Contreras necesite más dinero para mantener a flote el juguete.