La fe, y las formas en que el Espírtu Santo actúa conforman nuestra manera de pensar. Es lo que María Luisa nos cuenta tras la muerte de Chus, una amiga íntima a la que quería con devoción.
Sr. Director:
Mi amiga Chus, de la que un día escribí también a través de este periódico, hablando de ella por la fe y aceptación que estaba asumiendo su larga enfermedad, hoy quiero deciros que Chus ha muerto.
No puedo llorar sin sentir el consuelo de la esperanza de todo aquello en lo que creo.
Creo en la resurrección de los muertos y creo firmemente en la existencia del Cielo, donde seguro has empezado a alborotar, amiga mía, que... nos conocemos.
No me ha dado tiempo de llegar al último beso, así que te lo debo.
Es extraño pensar que ya no volveremos a vernos. Que no sonará mi móvil y me contarás mil historias que me hacían feliz porque hay que reconocer que tienes mucho salero.
Se acabó Chus, se acabó el sufrimiento.
Hoy, yo andaba afanada en las cosas de la tierra y a ti te salía Jesús al encuentro.
¡Cómo habrá sido!
Te habrá llenado de besos y tú habrás llegado a puerto.
Que Dios te bendiga Chus, sabes que te quiero.
Mª Luisa García Ocaña
tomillar85@gmail.com