Se sabía que los profetas del apocalipsis climático estaban extrapolando datos indebidamente o manipulando su interpretación para apuntalar la hipótesis del calentamiento global, fuertemente discutida por la comunidad científica. Pero hasta este mes de noviembre no se había encontrado una prueba tan fehaciente hasta que un hacker pirateó e hizo públicos cientos de correos electrónicos y documentos de la Unidad de Investigación del Clima (CRU) de la Universidad británica de East Anglia, estrechamente vinculada al IPCC (Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de la ONU).
En esos correos los investigadores admiten dudas que en público niegan, deciden destruir pruebas, corrigen datos empíricos para que encajen en la teoría y planean el boicot a los científicos que dudan de ella. El director de la CRU, Phil Jones, se vio forzado poco después a dimitir ante la magnitud del escándalo.
Estos hechos confirman las denuncias contenidas en el libro, publicado por Libros Libres, Las mentiras del cambio climático. Su autor, Jorge Alcalde, director de la revista de divulgación científica Quo, recoge en él las razones por las que multitud de científicos consideran apresurado hablar de un calentamiento global del planeta, y cuestionan que, de existir ese calentamiento, pueda considerarse de origen humano. Y denuncia los intereses creados en torno al apocalipsis climático y las campañas de desprestigio que sufren quienes los denuncian.