Esto significa mucho. Por ejemplo, significa que ZP, en breve plazo, orillará a Rubalcaba todo lo que pueda, lo mismo que hizo con Fernández de la Vega, que hoy sólo manda cuando da puñetazos encima de la mesa. No le gustan al presidente que haya ministros más populares que él. Por si fuera poco, Rubalcaba es uno de los candidatos felipistas a ocupar su puesto, -los otros dos son Joaquín Almunia y Patxi López- y a ZP no le gusta que le muevan la silla.
Por lo demás, la estela ascendente de Rubalcaba se apoya en la locura antiterrorista. Y es de justicia reconocer que fue él quien amenazó, cuando el atentado de de Barajas, con dimitir si Zapatero no rompía de forma definitiva la negociación con ETA y se dedicaba a combatirla. Impuso su tesis a Moncloa y la ha ejercido desde entones, aunque ZP, en venganza, le ha negado el puesto de vicepresidente. En cualquier caso, don Alfredo está en la cresta de la ola. Tomemos nota.
Eulogio López
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