Vive y reina. El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubaclaba, conocido como Rasputín, prosigue su carrera hacia la Vicepresidencia (y más allá, como afirman sus próximos, casi todos periodistas). Se atreve ahora con tres frentes: el permanente, frente a la vicepresidenta De la Vega, porque es su doble puesto el que anhela (Vicepresidencia y Portavocía), el del ministro Moratinos, con un Rasputín que ahora se permite hablar de los acuerdos con Washington por Guantánamo y el más desconocido, con su antigua amiga, la ministra de Defensa, Carme Chacón. Rasputín insiste que el director de los espías, del CNI, Alberto Sáiz, debe renovar en su puesto. El hombre que José Bono pusiera en el cargo, no reporta a su superior inmediato, Chacón, sino Rubalcaba, el hombre mejor informado de España. Y a Chacón no le gusta.
Eso sí, en su carrera hacia la Vicepresidencia... y más allá, Rubalcaba cuenta con probados enemigos: los socialistas catalanes -es muy centralista- los nacionalistas de todo signo y las feministas y gays, que consideran su icono a De la Vega.