- Santamaría, el favorecido por Botín tras 'entregarle' Urbis, se convierte en problema para el Santander, que deberá enfrentarse con Montoro.
- Banesto vendió la inmobiliaria, en la que Alfredo Sáenz era accionista, con un crédito de la propia entidad.
- Ahora, en concurso, la compañía acumula una deuda de 3.978 millones y sólo la ha reducido con la banca (en 257,88 millones), pero por quitas y ventas.
- La Administración concursal estima que sus activos se han depreciado en 689,62 millones y que tiene un agujero patrimonial de 2.500 millones.
Reyal Urbis, la inmobiliaria que preside Rafael Santamaría (en la imagen), ha comunicado a la CNMV el informe que la administración concursal ha presentado ante el Juzgado de lo Mercantil 6 de Madrid. Ahí está el estado de la cuestión, como quien dice, de uno de los quebraderos de cabeza del Santander, como acreedor, y también, se sabe ahora, de Hacienda. La deuda con la Agencia Tributaria, autonomías y ayuntamientos suma 457,88 millones de euros, el 11% del pasivo. Es, por tanto, una de las deudas más grandes con Hacienda.
Reyal Urbis está en concurso de acreedores desde febrero de 2013 y si no cambian mucho las cosas acabará en liquidación. Pero en todo eso el propio Santander ha sido un actor importarte (pasó de propietario a principal acreedor) y, si no cambian las cosas, tendrá que enfrentarse también a Montoro por la deuda que acumula.
No hay que olvidar que Urbis era la inmobiliaria de Banesto y que tras la absorción por el Santander, fue vendida a Reyal. Rafael Santamaría se convirtió así, gracias a Emilio Botín y Alfredo Sáenz (entonces presidente de Banesto y accionista, a título individual, de la inmobiliaria), en protagonista del sector inmobiliario. El Santander financió esa compra, que Reyal no podía afrontar (una venta apalancada). La operación se complicó con la crisis del ladrillo. Como Reyal ya no podía pagar, el Santander asumió la gestión, pero respetó al presidente, Rafael Santamaría, que ha sido el responsable de llevar a la inmobiliaria al pozo en el que se encuentra. Ahora bien, en sueldo no se corta un pelo.
La valoración de activos de la inmobiliaria es de 1.474,36 millones de euros, y el agujero patrimonial asciende a 2.500 millones. Del conjunto de la deuda total que acumula la compañía, 3.978 millones, la deuda bancaria se ha reducido en 257,88 millones de euros por las quitas y la venta de activos, pero no ha sucedido lo mismo con la otra deuda, la que tiene con la Administración Tributaria, las comunidades y los ayuntamientos, que ha subido hasta casi 458 millones.
La Administración concursal estima que las ventas llevadas a cabo durante el procedimiento han reducido su activo en 232,1 millones. Y añade que la depreciación debida al mal momento del mercado inmobiliario ha supuesto una minoración de los activos de 689,62 millones.
Rafael Esparza
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