Sr. Director:

Llevo varios días leyendo en los periódicos y oyendo por la radio diferentes argumentos en favor o en contra de esta muerte por piedad. Lo último nos ha llegado de Gran Bretaña donde se ha abierto un debate sobre la conveniencia de matar a los niños que vayan a nacer con grandes deficiencias físicas o psíquicas. Me pregunto si la historia está retrocediendo y ya imitamos (con técnicas más sofisticadas) a los espartanos que mataban a los débiles tirándoles desde lo alto por los acantilados.

Hablemos de nuestros ancianos, enfermos terminales o con grandes minusvalías. ¿Tenemos que acabar también con ellos bajo el pretexto de darles una muerte digna? Hoy he oído por la COPE, en La tarde con Cristina a una enfermera que cuida a esta clase de enfermos. Dice, que nadie quiere morir por muy mal que esté. Lo que necesitan es una motivación para agarrarse a la vida. Tal vez se deberían hacer programas de ayuda eficaces para estas personas y sus familiares tratando de ubicarles dentro de su entorno familiar. Claro que esto cuesta caro. El instinto de supervivencia es la fuerza más grande conocida, sólo superada por el amor. Y el amor es vida.

Amalia Meléndez Hurtado

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