En Italia los directivos de las clínicas de ginecología de cuatro universidades romanas; Tor Vergata, La Sapienza, Cattolica y Campus Biomédico, reunidos en la Isla Tiberina, produjeron un informe en el que se reivindica que se legalice el derecho al auxilio médico a los fetos que emergen, supervivientes, después de un aborto, ya que un neonato viable debe ser tratado como cualquier persona en peligro.

 

La vida humana se ha de recibir como un don que debe ser respetado. En el Hospital Mayor de Bolonia, Italia, ingresó una criatura que se resistió al aborto.

A la chiquilla se le diagnosticó la falta de los glóbulos oculares. Los progenitores decidieron el feticidio pero la niña llegó al mundo impetuosa y los facultativos se excedieron en protegerla y salvaguardarle la existencia, a pesar del artículo 7 de la Ley 194 y frente a la opinión del Consejo Superior de Sanidad, según el cual debía morir.

Los padres dispusieron no acoger a su hija superviviente, solicitando que fuera cedida en adopción. Según la declaración de la nueva madre que la adoptó, la criatura es maravillosa, llena de vida y cambia el corazón de cualquiera que la conozca.

La epopeya de esta chiquilla es inefable: sobreviviente tras el aborto, prorrumpió a la vida pesando, únicamente, 562 gramos; experimentó una intervención quirúrgica de corazón, a los diez días de su existencia una hemofilia cerebral, varias inflamaciones, problemas pectorales y de nutrición. Ahora tiene 20 meses y con un peso de ocho kilogramos. Ha sobrevivido, pero es invidente.

En el Reino Unido, tras mas 40 años de abortos, se ha iniciado una campaña de sensibilización humana bajo el eslogan: Vivo y Pataleando. Critica que se dejen agonizar a bebés que han sobrevivido al aborto. Según la investigación oficial de Cemach prorrumpieron al mundo vivarachos, en Inglaterra, al menos 66 críos abortados, pero se les dejó morir.

Según la citada información han agonizado, abortados, más de siete millones de anglosajones en estos últimos años. Los británicos están combatiendo para que disminuya esta lacra social.

Clemente Ferrer 

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