El domingo más histérico de Wall Street. Nadie quiere quedarse con Lehman -estupendo, que quiebre-, Bank Of América sale en defensa de Merrill Lynch -¡qué pena!, debería haber quebrado-.
Ya tenemos bastante con las ayudas públicas a Bearn Stearns, disfrazadas de una compra de Morgan -si lo quieren, ayudas públicas a Morgan-. No digamos nada de la intervención directa del Gobierno en Fannie Mae y Freddie Mac que, aunque firmas dedicadas al noble deporte de ofrecer hipotecas, también participaron de la burbuja especulativa creada alrededor de esos créditos con garantía real, es decir, de las hipotecas basura.La crisis puede ser buena para terminar con la especulación, auque me temo que la especulación ya es tan omnipresente en el mundo que sólo una acción fiscal concertada podría acabar con ella y devolver a las bolsas su verdadero papel de apoyo a la economía real. Noble función cuyo arquetipo es el mercado primario.
George Bush se está equivocando: otra vez está utilizando dinero de los ciudadanos para solventar los agujeros dejados por especuladores sin escrúpulos. Si la aseguradora AIG también se ha dedicado a los bonos basura por su codiciosa ambición, que quiebre, me da igual que sea la primera del mundo o la última.
Recetas: que cada palo aguante su vela, aunque paguen justos por pecadores: si cualquier negocio puede quebrar, la banca, la intermediación bursátil y las aseguradores, todos los integrantes del negocio financiero, también.
En segundo lugar, urge separar mercado primario de secundario: al secundario, al que no aporta más que liquidez al mercado, hay que castigarle severamente, mientras el mercado primario que financia la economía real debe tener impuestos mínimos o exención impositivo. Claro que toda el área OCDE debe ponerse de acuerdo para ello. O todos a un tiempo o no será posible.
Al mismo tiempo, convendría que el ahorro popular, los fondos de inversión y los fondos de pensiones invirtieran en productos menos especulativos. De otra forma continuará el chantaje permanente de los mercados, pues los gobiernos no pueden permitir la quiebra de, por ejemplo, los fondos de pensiones y los de inversión.
Y ojo, mientras el mercado secundario representa el 99,5% de todo el dinero que se mueve en Wall Street, la crisis crediticia no acaba ni en 2009 ni en 2010: se hará permanente.
Ahora que toda la progresía teológica intenta reverdecer viejos laureles, ahí tienen un verdadero pecado social: la especulación financiera.
Eulogio López
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