Una cosa es la búsqueda del consenso y otra la ausencia de debate. Según un informe del Observatoire de l´Europe, los eurodiputados del grupo popular y del grupo socialdemócrata coincidieron en 535 votaciones frente a las 18 en las que se enfrentaron. Eso significa que estuvieron de acuerdo en el 97% de las ocasiones. O dicho de otra manera: votar PP o votar PSOE es prácticamente lo mismo.
Eso explica que el eurodiputado británico Daniel Hannan emprendiera el viaje de salida del grupo popular y forzara a su grupo a abandonar las alianzas con el PPE. Porque una cosa es el consenso y otra el compadreo. No es bueno para una democracia que aspira a ser plural y representar la pluralidad de la sociedad. La salida del grupo conservador británico no es una pataleta como señala Mayor Oreja. Tampoco una estrategia de cara a las próximas elecciones europeas. Es una estrategia clara y transparente de cambio de socios.
Y desde el partido conservador no dudan que los habrá. Necesitan 20 eurodiputados de 10 naciones para constituir grupo parlamentario. Ya existen alianzas con algunos países. Con el partido del presidente de Polonia, Derecho y Libertad. Y también con el partido del presidente de Chequia. No son partidos de extrema derecha o de extrema izquierda, sino alternativas reales de Gobierno; hoy nadie duda de que el partido conservador gobernará Gran Bretaña. Además, Letonia y Bélgica y otros partidos que han preferido informar tras las elecciones europeas.
¿Y en España? Su aliado es Alternativa Española, que aspira a lograr un eurodiputado. Hannan señala que no es que lo necesiten para constituir el grupo parlamentario, pero sí para dar solidez al proyecto habida cuenta de que España es un país importante en la UE.
Por último, Hannan considera que los federalistas están tan contentos porque hasta ahora han tenido que contemporizar. Ya no. Ahora pueden defender abiertamente sus ideas, con mayor libertad. Están contentísimos.