Albricias y pan de Madagascar. A la fuerza ahorcan. Porque el progresismo reinante ha llevado a  más de 500.000 mujeres españolas al matadero. Y violar la naturaleza desde sus raíces más profundas e íntimas nunca sale gratis. Así que España se encuentra hoy con medio millón de mujeres sometidas al síndrome post-aborto. El aborto es un asesinato para el niño. Pero también es traumático para la mujer, tal y como reconoce el diario de Jesús Polanco en su edición de hoy jueves 30 de diciembre (http://www.elpais.es/articuloCompleto.html?d_date=20041230&xref=20041230elpepiopi_1&type=Tes&anchor=elpporopi).

Eso sí, don Jesús aboga porque las mujeres decidan con libertad y responsabilidad. Son los dejes mal llamados "progres", porque ocurre que la mujer no decide sobre sí misma, sino sobre un tercero siempre inocente y a veces víctima. El País se alarma de que el 15,3% de los embarazos terminen en aborto y propone con urgencia la Ley de salud sexual y reproductiva.

Entre las medidas propuestas por don Jesús se incluye una mayor información. Aplaudimos la propuesta porque la realidad es que la práctica habitual del aborto en España incumple la obligación del consentimiento informado. Y si esta información se proporcionase, es bastante posible que más de una gestante se echase para atrás, porque el consenso científico ha demostrado más de trece dolencias directamente relacionadas con el aborto quirúrgico.

Pero Don Jesús también propone el fomento de la planificación familiar. Se escandaliza de que sólo el 58% de las gestantes acudieran a estos centros antes de cometer aborto. Suponemos que se trata de una inocentada atrasada. Porque El País debe conocer que los centros de planificación familiar son todo, menos planificadores de familia. La realidad de estos centros es que se han convertido en asesores comerciales de las clínicas abortistas. Por cierto, financiadas por ellas mismas. Ya saben, la oportuna comisión. Cabe, pues, esperar más bien poco de estos centros.

Pero lo más curioso es que El País también se escandaliza del creciente uso de la píldora del día después (PDD). Más de 300.000 PDDs fueron suministradas en 2003. "Un complejo hormonal de emergencia no puede convertirse en habitual", concluye El País. En primer lugar, añadimos nosotros, porque ese pelotazo hormonal desajusta el correcto funcionamiento del aparato sexual. Pero es que, además, la ciencia ha podido demostrar que en el 75% de los casos, se trata de abortiva. Porque la píldora impide gravemente la anidación. Y en muchos casos lo que no anida es un óvulo ya fecundado. O sea, un aborto químico. Y nada menos que 300.000 al año.

Por último, El País aboga por la educación sexual en las escuelas. Aplaudimos la propuesta. Tan sólo un par de matices. El primero es que se haga con el consenso y en colaboración de los padres, que son los verdaderos y prioritarios educadores. Y en segundo lugar, que se trata de educación y no de instrucción. Es decir, que integre el ámbito sexual en la realidad afectivo-vital de la que necesariamente va unida. Eso es educar. Porque la realidad sexual no sólo existe, sino que resulta determinante. Por eso, no se puede eludir en el proceso de educación. Pero tampoco manosear. Porque el sexo no son matemáticas. Somos nosotros mismos. Nuestra misma identidad e intimidad.

Luis Losada Pescador