Y lo más grave está por llegar: la posible subida del precio del gas argelino, país al que compramos el 32% del gas que se consume en España El gratuito económico Negocio titulaba el pasado miércoles 5: "Sarkozy recomendó al Gobierno de Argel la expulsión de Repsol de Gassi Touil". Y toda la prensa especializada se hace eco de los motivos políticos para que el régimen argelino haya abofeteado a España de esa forma. Las dos empresas afectadas, Repsol YPF y Gas Natural, se quejan, en voz baja, claro, de la escasa influencia del Gobierno Zapatero en el mundo y de la actitud pasiva del responsable de Industria, Joan Clos. Para acabar de arreglarlo, el titular de la cartera de Industria ha respondido, desde China, que se trata de una cuestión entre empresas. Es decir que la empresa pública argelina Sonatrach, dirigida desde el Ministerio de Energía, es una cuestión privada.

En el mundo diplomático se considera que la actitud magrebí se debe a un doble motivo: económico, en cuanto Argelia quiere hablar con Francia y con Rusia sobre la geografía del gas, y unir el gasoducto que entra en Europa por España con el que viene del Este. Existe también otro motivo, esta vez político: a Abdellaziz Buteflika le saca de sus casillas la política servil de España hacia Mohamed VI y "la traición" del Gobierno ZP al Frente Polisario. Estamos hablando (ver cuadro de Enagas) de un país que suministra el 32% del gas que consume España. Y así, mientras Gaz de France trata de comerse a Gas Natural, París intenta hacer una pinza con Argelia para expulsar a España de las grandes rutas. No es baladí que en Argel se estén planteando una subida del 20% del combustible, cuando acaban de firmar con Italia un contrato que congela el coste. No sólo eso: hasta ahora siempre se había aceptado que la puerta de entrada a Europa del gas argelino era el estrecho de Gibraltar. Los argelinos pretenden ahora abrir una segunda puerta: Italia.