Desde que el gamberrismo se convirtió en destrucción creativa, yo ya no me asusto de nada. Por eso, cuando en la mañana del lunes contemplé cómo algunos entusiastas seguidores de la selección españoles -hermanos de afición, por tanto- habían aprovechado el triunfo contra Alemania para convertir en un basurero la madrileña plaza de Cibeles, me he llenado de patriótica emoción e incluso he pensado en derramar una serie de papeles en la acera, qué se yo, la memoria del BBVA, por ejemplo, o el ultimo informe de Morgan Stanley. Hasta un pivote de granito habían arrancado los entusiastas, supongo que con la bandera española anudada alrededor de las nalgas con no sé si mucho respeto por el símbolo. Y es que para los aficionados españoles el éxito nos es esquivo y hay que aprovechar estas oportunidades para volverse patriotas. He aquí el gran mérito de Luis Aragonés: que ha vuelto patriotas al presidente ZP y a la vicepresidenta primera, Teresa Fernández de la Vega. Hasta ahora, lo más redondo que había visto doña Teresa era una onza de chocolate, pero ahora vibra con los goles de la selección y se echa a los brazos de doña Letizia Ortiz y de don Felipe de Borbón, con no mucha dignidad, todo hay que decirlo. ¿Y qué me dicen de ZP? Vibrante a lo largo del encuentro y sin dirigirle una palabra a la canciller Angela Merkel, a la que ZP no debe caer muy simpático, precisamente. Ahora toca ser más patriotas que el PP y mantener a raya al PNV, y si eso exige vibrar con Luis Aragonés, pues se vibra. ¡Y que viva la demagogia! Por contra, el presidente del Partido Nacionalista Vasco, Iñigo Urkullu, habla de la "dichosa" Selección española, que le provoca, al parecer, una envidia feroz. Lo cual confirma mi tesis de que al nacionalismo le queda una generación de vida. A partir de ahí, será Europa -y ojo, que la UE puede resultar tan peligrosa como los nacionalismos- quien le borre de la campaña. De hecho, tras 30 años de democracias, los nacionalismos ya deberían haber desparecido. Si no lo han hecho, es porque los partidos mayoritarios, por ejemplo ahora el PSOE de ZP, han prolongado la agonía intentando pactar con los nacionalismos para arrinconar a su enemigo, al otro partido mayoritario. Sin embargo, ZP ha aprendido la elección de la primera legislatura, y ahora toca patriótico, no patriota de hojalata sino patriota futbolero. Eulogio López eulogio@hispanidad.com
Dile a los jueces y juezas... Vicente Vallés, ejerciendo de feministo
14/12/24 15:00