El vicepresidente económico del Gobierno Zapatero vive y reina. Sus relaciones con el presidente Zapatero no pueden ser peores, pero a él no le importa. Sabe perfectamente que en la recta final de la legislatura, ningún presidente se arriesga a cambiar a su responsable de Economía. Además, el sustituto potencial del mismo ha sido embarcado en la nada agradable tarea de perder las elecciones municipales en Madrid, simplemente para que pueda ser el relevo en 2008, un relevo más conocido tras su inmersión mediática en el ruedo madrileño.
No sólo eso : los mercados financieros, ese poderoso aunque impersonal magma económico (en el fondo, de impersonal nada, pero esa es otra cuestión), aplauden a Solbes, porque forma parte del discurso económico dominante, el que hace 2 años se denominaba píldoras amargas del FMI: lo importante es el superávit público, impuestos altos, salarios bajos y prestaciones sociales en subcontrata.
Este es el modelo Solbes, que no deja de ser el modelo de la izquierda y derecha europeas, todos a un tiempo y con idéntico entusiasmo. Los poderosos del mundo, globales ellos, están felices con tal planteamiento, al que elegantemente califican de liberal (no neoliberal, liberal a secas). El tal planteamiento consiste en no publicar, o publicar a escondidas, los datos sobre salarios. Un detalle: la antaño famosa estadística de la Oficina comunitaria Eurostat, sobre salarios medios comparados en Europa, hace años que no se difunde en España. Si quieren comprobarlo, pregunten en el Ministerio de Trabajo. La razón es simple: los españoles, como diría la ministra de Vivienda, Maria Antonia Trujillo, tenemos precios europeos y salarios españoles. La que acierta es la denostada Trujillo, no el alabado Solbes.
Por ejemplo, el dividendo de las empresas del IBEX creció un 20%, pero los salarios continúan creciendo al 3%, a pesar de que el beneficio de esas mismas compañías se elevó por encima del 30%. Los ricos, cuya vocación es la del rentismo, están felices, porque obtienen su ganancia de las rentas de capital, no del trabajo. Además, como la izquierda solbista, y la derecha ratista coinciden en este punto, no hay más que hablar.
Las reducciones impositivas son de chiste, mientras las elevadas cuotas sociales continúan gravando el empleo hasta tal punto que ahora lo progresista, en pymes y medianas empresas, consiste en ofrecer trabajo sin Seguridad Social, es decir, solicitar al nuevo empleado que se saque su licencia de autónomo, los famosos 230 euros. Con ello tendrá unas prestaciones de risa y una pensión de carcajada, pero no contara como parado en las estadísticas.
Pero lo peor del Modelo Solbes, el alabado don Pedro, el triunfador de la macro, es decir, de la política económica para pudientes, son los salarios bajos combinados con la vivienda por las nubes. Porque esa combinación es la que mata a los jóvenes. Es posible que con el ambiente antinatalista -anti-mamista, que diría Mafalda- que impera ni aún con a los salarios y vivienda asequible los jóvenes pudieran crear un hogar y tener hijos, pero algo ayudaría. Algo ayudaría no necesitar dos sueldos para poder llegar a fin de mes y no poder acceder a otra vivienda que la vivienda protegida, tan escasa que en España se está popularizando una nueva actividad: los sorteos de vivienda pública. Los agraciados están mucho más contentos que si les toca el Gordo de Navidad.
Sin embargo, Solbes está sobrado. Ha conseguido el ideal de los pudientes: que la economía marche bien y las economías particulares marchen mal. La combinación de salarios bajos y vivienda cara constituyen el drama de la sociedad española actual.
No olvidemos, por último, que los ricos utilizan un argumento letal, y falso, para defender los modelos de Pedro Solbes o de Rodrigo Rato, que en esto se parecen como dos gotas de agua. Es el argumento de la aplastante mayoría. En efecto, casi todos los economistas, empresarios, sindicalistas (sí, también los sindicalistas) y, ¡ay!, periodistas, defienden esa política económica prudente, la misma que obtiene grandes éxitos en el crecimiento del PIB, a costa de un estancamiento, si no disminución, de la renta disponible, de una separación cada vez más abrupta entre los salarios medios y los salarios mínimos, y de un endeudamiento bestial de las familias para pagar su hipoteca. En definitiva, que los ricos viven cada vez mejor y los pobres, o la clase media-baja, cada vez más angustiada.
Pero no lo duden: el Modelo Solbes es indiscutible. Incluso los más anti-PSOE puede recrearse en las críticas a ZP, peor no a su responsable económico : un tipo serio, que tranquiliza a los mercados. Uno diría que más que tranquilizarles, lo que hace es engordar a los rentitas mientras adelgaza los trabajadores, siempre a un paso de los trastornos de anorexia.
Es el consenso de Washington elevado a mandamiento del Nuevo Orden Mundial, que no deja de ser el darwinismo económico. Aquí sobrevive el más fuerte, es decir, el rentista.
Eulogio López