Quizás por ello, en esta madre de todas las crisis, sólo se vislumbran dos tipos de 'arregladores': los equivocados y los que se sienten orgullosos de estar equivocados.
Algunos, no muchos, dudan de estar haciendo lo mejor o se acogen al fatalismo de que no es posible otra cosa. Otros, entre lo que se cuenta el Gobierno español, están convencidos de que llevan a cabo una gran tarea para solucionar la crisis. Recuerden las palabras del ilustre secretario de Estado: ZP ha sido quien ha salvado el sistema financiero internacional.
Vamos con algunas de las cuestiones que se han suscitado durante los últimos días.
La Reserva Federal pone los tipos de interés al 1% para lograr el crecimiento. Ciertamente, evitar la recesión es un objetivo loable, pero lo cierto es que la actual crisis ha llegado, entre otras cosas, porque habíamos perdido el sentido mismo del riesgo. Comprábamos el piso que deseábamos adquirir situándose en el borde mismo de nuestras posibilidades salariales y ningún negocio se abordaba con fondos propios. Todos con créditos.
Para los españoles, siempre endeudados para compra una vivienda en propiedad donde enterramos el 90% de nuestro patrimonio, los tipos bajos nos vienen de perilla, pero sólo con tipos por encima del 10% se retoma la conciencia del riesgo, se reduce el apalancamiento y se termina con barbaridades como el capital-riesgo y creadores de paro, uno de los grandes destroza-empresas actuales o con las guerras por el control de grandes compañías con pequeños paquetes comprados a crédito.
En definitiva, aunque los movimientos de tipos no pueden ser bruscos, de la actual crisis de especulación y apalancamiento no se sale con tipos bajos, sino altos.
Moneda única mundial. El economista Ramón Tamames solicita una sola moneda mundial y una sola autoridad mundial. Así no hay problemas de cambio, viene a decir. Ahora bien, una sola moneda mundial supone el monopolio del sector más peligroso de todos: el dinero. Una moneda única es verdaderamente liberticida, una tiranía tecnocrática que pone los pelos de punta.
Otra cosa distinta es terminar con la especulación en divisas, el mercado financiero más especulativo de todos. Como siempre, y mira que lo siento, porque uno es alérgico a los impuestos, la fiscalidad es la única forma de meter en vereda a los cambistas. La Tasa Tobin no deja de resultar una aportación interesante.
Una cuestión ligada a la anterior: el colapso del dólar. Es una especie que ha cundido por Internet, con vídeos apocalípticos sobre la cuestión. Me parece una tontería. Es posible que el dólar deje de ser la moneda de referencia. Y así ocurrirá cuando Estados Unidos deje de ser la economía de de referencia o continúe con un déficit exterior galopante (por cierto, como España). Si el dólar se derrumba por ello y deja de ser la moneda en la que se compra el petróleo y se denominan las transacciones financieras no sólo es inviable, es que es justo. Pero no por mor de una conspiración telúrica anti-USA, sino porque una moneda no es más que un medio de pago del comercio internacional. Tanto pintas en ese comercio tan fuerte es tu divisa.
Lo que sí es verdad es que el actual mercado de divisas ya no sirve ni al turismo ni al comercio internacional, sino a la especulación en divisas, de la misma forma que el mercado bursátil ha dejado de servir a las empresas para servir a las burbujas bursátiles. Por lo demás, seguimos dando palos de ciego. Y no es que la crisis, vaya a seguir, es que se va a agravar.
Eulogio López
eulogio@hispanidad.com