Bill Clinton se despidió de la Casa Blanca firmando indultos para sus cuñados, financiadores y aborteros; George Bush se va a despedir con unos horrorosos planes de rescate de los ricos con dinero de todos los contribuyentes (ricos y pobres), pero también con una nueva normativa (o al menos con una reordenación de la actual) sobre la objeción de conciencia en el derecho a la vida, especialmente entre los profesionales de la sanidad.

A lo mejor conviene recordar que los que pretende Bush es, en pocas palabras, que médicos y enfermeras no estén obligados a perpetrar abortos si eso atenta contra su conciencia. Pero lean el documentado informe de Noticias Globales sobre el caso: Barack Obama, la multimillonaria Hillary Clinton y la neocatólica -es decir, católica, abortera y multimillonaria- Nancy Pelosi se muestran favorables a obligar a todo sanitario a perpetrar abortos.

Insito, sin derecho a la objeción de conciencia simplemente no hay libertad de conciencia -que algunos prefieren llamar libertad de pensamiento-, por tanto, no existe libertad ni existe democracia. Digámoslo una vez más: la objeción de conciencia no es un derecho, es cualquier derecho en su punto de prueba.

Si a un médico se le obliga a perpetrar abortos, entonces simplemente hemos entrado en una tiranía.

Eulogio López

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